Escrito por Alejandro Torres-Rivera / MINH
El 26 de febrero se efectuó en Siria un referéndum en el cual se sometió a la consideración de los electores, para su aprobación o rechazo, varios cambios en la Constitución del país.
Para la consulta fueron convocados más de 11 millones de ciudadanos mayores de 18 años. Entre los cambios propuestos a la Constitución y votados por los electores, se encuentran: permitir la participación de nuevos partidos políticos en un país donde el partido Baaz Árabe Socialista ha mantenido el poder por varias décadas; proscribir los partidos políticos basados en consideraciones raciales, tribales o religiosas; equiparar los derechos de los partidos políticos; limitar la presidencia del país a dos términos de siete años cada uno; y finalmente, prohibir cualquier tipo de discrimen por razón de género, origen, religión o lengua.
De un total de 8,376,447 de electores que participaron del evento de consulta; 7,490,319, es decir, el 89% de los votos emitidos, fue en favor de las enmiendas constitucionales.
Una consecuencia en los cambios constitucionales, es la convocatoria a unas elecciones parlamentarias, lo que fue autorizado mediante Decreto por el Presidente Bashar al Assad, donde los electores elegirían los miembros de la rama legislativa o Consejo del Pueblo. El evento, pautado para el pasado 7 de mayo, donde un sector de la oposición política optó por boicotearlo, contó con la participación 5,186,957 electores. Esto representa una participación de 51.26% de la población apta para votar. De los 250 escaños con los que cuenta el Consejo del Pueblo, el Partido Baaz obtuvo el 60% de los escaños. No obstante, si se suman a los parlamentarios electos del Partido Baaz, los del Partido Comunista de Siria, los Nasseristas y los Socialistas Árabes, que concurrieron a las elecciones como un bloque representado en la “Victoria de la Unidad Nacional”, esta coalición electoral obtuvo el 90% de los escaños en el Consejo del Pueblo.
A pesar de lo que se considera un alta participación electoral en este país, donde uno de los grandes saltos es la elección a dicho Consejo de un 12% de mujeres, los sectores que hace un año y medio se han alzado contra el gobierno de Bashar al Assad, han cuestionado su resultado y su legalidad.
En Siria existe una fuerza de oposición al actual presidente y su gobierno, la cual se encuentra dividida en dos grandes bloques: una que impulsa sus propuestas dentro del marco de la acción política constitucional; y otra que ha optado, con el apoyo político, económico y militar de las monarquías absolutas prevalecientes en Arabia Saudita y Catar, así como varios países musulmanes, junto a la Unión Europea y la OTAN, por la vía armada para el derrocamiento del gobierno. En el pasado año y medio, la lucha armada ha costado la vida de alrededor de 12,500 personas, la mayoría de ellas civiles.
En los enfrentamientos entre las tropas del gobierno y grupos irregulares armados, también se encuentran cientos de soldados y policías muertos en los enfrentamientos.
El plan estructurado por la Unión Europea y Estados Unidos con la ayuda de las monarquías absolutas mencionadas y algunos países de la llamada Liga Árabe contra el gobierno legítimo en Siria, guarda idénticos paralelos con aquel desarrollado por éstos hace poco más de un año y que llevó a la intervención militar de la OTAN en Libia; al derrocamiento de su gobierno, al control de sus recursos naturales y al asesinato de su líder Muammar Gadaffi. Recordamos a la luz de los acontecimientos desarrollados en Siria, como entonces la prensa occidental destacó en las semanas previas al cierre del cerco sobre el gobierno libio, la ocurrencia de supuestas matanzas en la ciudad de Bengazi. Esta campaña mediática que tanto daño hizo al gobierno legítimo de Libia, meses después de consumada la agresión contra el país y derrocado su gobierno, resultaron ser fabricaciones elaboradas por empresas contratadas como parte de los programas de la guerra de propaganda desarrollada contra dicho país.
En días recientes se ha hablado de la Masacre de Hula, donde la prensa da cuenta de más de un centenar de civiles asesinados, entre ellos 32 niños. Se culpa al gobierno de Bashar al Assad por estos asesinatos. El Observatorio de Derechos Humanos, una organización que pretende pasar como una Organización No Gubernamental (ONG), pero que en realidad no es sino una criatura de la propaganda que despliega la OTAN contra Siria con sede en Europa, no cesa de hacer un llamado urgente al Consejo de Seguridad de la ONU para que autorice ataques aéreos contra objetivos militares del gobierno sirio. Así ocurrió también en el diseño de la agresión contra Libia hasta que consiguieron la a aprobación de la Resolución 1973 por parte del Consejo de Seguridad de la ONU.
Por su parte el llamado Ejército Libre de Siria, el ala armada de la llamada “Oposición”, compuesto mayormente por desertores del ejército sirio y mercenarios financiados por la Liga Árabe y la OTAN, es la fuerza militar irregular que hoy enfrenta a las fuerzas gubernamentales en distintas ciudades sirias. Armado por Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Alemania, Israel, Arabia Saudita y Catar, entre otros países, es también hoy una estructura armada y reforzada por cientos de ex combatientes provenientes de la guerra desarrollada por la OTAN con el apoyo de la Liga Árabe, que culminó con el derrocamiento del gobierno libio.
Mientras la prensa occidental narra las manifestaciones de la llamada “Oposición” en contra el gobierno sirio, esta misma prensa guarda total y absoluto silencio en torno a las decenas de manifestaciones de cientos de miles de ciudadanos sirios en apoyo a su gobierno y en denuncia a los grupos terroristas que siguen infundiendo el pánico entre la población. Se ha indicado que las fuerzas irregulares sirias están recibiendo diariamente importantes cargamentos en armas y municiones, incluyendo armas anti tanque para enfrentar al Ejército.
En algunos medios internacionales se ha planteado la posibilidad de que la víctimas de la Masacre de Hula, hayan sido asesinadas por elementos terroristas que se han involucrado en el proceso en oposición al gobierno. De hecho, ante las alegaciones de que el gobierno sirio es responsable por las violaciones al cese de fuego acordado como parte del plan negociado con el representante de la ONU en el conflicto, Kofi Annan, un parte de prensa generado por la agencia Prensa Latina, escrito por el periodista Luis Beaton, indica que si bien observadores internacionales han documentado más de tres mil violaciones al cese al fuego acordado con la participación del enviado por la ONU, las violaciones atribuidas por los mismos observadores al gobierno, sin embargo, no sobrepasan la centena.
La embajadora de Estados Unidos ante la ONU, Susan Rice, acusó al gobierno sirio de mentir “descaradamente” al responsabilizar a grupos terroristas apoyados por el gobierno sirio de perpetra la Masacre de Hula. Al hacerlo indicó que no hay lugar para ambigüedades sobre “quién utilizó artillería pesada contra quién”. Con tales declaraciones, la representante de la Administración Obama ante la ONU, procura mover a los miembros de la comunidad internacional a una decisión contra Siria que justifique una intervención militar contra su gobierno.
El presidente de la Federación Rusa, Vladimir Putin, sin embargo, indicó que su país no está dispuesto a ceder a las presiones occidentales o a modificar su posición en torno a Siria, en clara referencia a un apoyo a una resolución semejante en el Consejo de Seguridad. Al hacerlo, indicó que la postura rusa es contraria a la intervención militar extranjera en Siria y en favor del estricto cumplimiento del plan de paz diseñado por el mediador internacional enviado por la ONU, Kofi Annan. Recordando lo que ocurrió con la Resolución 1973 aprobada contra Libia, indicó no estar dispuesto a que vuelva a ocurrir lo mismo, esta vez contra Siria. Putin señaló que Occidente está utilizando lo ocurrido en Hula para sus planes de injerencia en Siria.
A nivel de la comunidad europea, por ejemplo, Alemania aboga por mayores sanciones contra Siria, mientras el nuevo presidente francés, Francois Holande, manifestó que “la intervención armada no está excluida, siempre que se haga mediante una decisión del Consejo de Seguridad”. Por eso, a juicio de Hollande, es necesario convencer primero a Rusia y China.
Ciertamente, el giro de los acontecimientos en Siria una vez más toma una ruta muy peligrosa. De hecho, lo único que impide en estos momentos revalidar en una agresión de la OTAN contra un país musulmán, tal como ocurrió contra Libia, es la postura asumida por la Federación Rusa y la República Popular China. Podría ser cuestión de tiempo, sin embargo, que aún sin una intervención armada abierta de la OTAN en Siria, al estilo de lo ocurrido hace poco más de un año en Libia, se amplíe el conflicto interno en Siria desembocando en un intenso y largo conflicto civil que lleve eventualmente a un cambio de gobierno en este país y a una eventual ocupación de países extranjeros sobre sus recursos y su economía.
Esperemos no se repita la historia de Libia. Nuestras voces deben levantarse exigiendo el fin de la intervención imperialista en los asuntos internos de los países del Medio Oriente. Solo esa alternativa garantizará un espacio donde los propios pueblos encuentren el camino para la solución de sus problemas.
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