Escrito por Rafael Cancel Miranda
Saludos desde Puerto Rico a los compañeros y compañeras estudiantes de Argentina, Palestina y Sahara Occidental; al compañero Ricardo Alarcón y a todos los distinguidos asistentes a la Jornada Contra el Colonialismo.
O luchamos juntos, o pereceremos ante el enemigo de todos
Puerto Rico siempre ha sido una isla apetecida por los imperialistas europeos. Los franceses intentaron apoderarse de Puerto Rico en 1528, ayudados por los ingleses y holandeses. Terminaron huyendo, no sin antes prender fuego a las villas de la Isla. A partir de 1595 hasta 1797, los ingleses intentaron apoderarse de la Isla en repetidas ocasiones. Entre medio, en 1625 los holandeses también lo intentaron infructuosamente. Las islas del Caribe siempre fueron un fruto apetecido por los europeos.
Antes de 1898, personeros de los Estados Unidos anglosajones ya habían manifestado que ese país debía adueñarse de las islas de Cuba y Puerto Rico, y el 12 de mayo de 1898 la Marina de Guerra estadounidense bombardeó desde altamar a San Juan de Puerto Rico, matando a mansalva a hombres, mujeres y niños puertorriqueños, y destruyendo edificios y viviendas, entre ellos la histórica capilla de San José. No obstante, los soldados estadounidenses no lograron desembarcar y huyeron. Como ven, esto que hacen hoy en Libia, Siria e Irak, de atacar poblaciones de civiles, no es nada nuevo para ellos, excepto que ahora lo hacen desde aviones y antes lo hacían desde sus buques de guerra. La mano criminal es la misma.
Dos meses después de ese primer intento fallido, el Ejército estadounidense logró invadir el territorio puertorriqueño el 25 de julio de 1898. Hubo resistencia, pero ellos tenían las mejores armas. Desde entonces –desgraciadamente– Puerto Rico ha vivido la denigrante condición del coloniaje. Los Estados Unidos controlan nuestra tierra, nuestro aire, nuestros mares. Han saqueado nuestra economía, destruido nuestra agricultura. Controlan la inmigración y emigración, nuestras relaciones exteriores. Controlan todos los medios masivos de comunicación. Controlan la actividad comercial, lo que les deja unos 60 mil millones de dólares al año. Imponen sus bases militares en nuestro territorio nacional. Recientemente, hasta han declarado que podrían canjearnos o vendernos a cualquier país extranjero pues para ellos somos una propiedad –tal como consideraban a los esclavos– de la cual pueden disponer como se les antoje o según convenga a sus intereses. Adjunto les envío una lista de los 25 poderes absolutos que ejerce el imperio estadounidense sobre nuestra Patria puertorriqueña. Este documento fue presentado ante la Organización de las Naciones Unidas hará unos cuantos años.
El 2 de marzo de 1917 nos impusieron por decreto la ciudadanía estadounidense, pese a la oposición unánime del parlamento puertorriqueño de entonces. Dos meses más tarde, en mayo de 1917, impusieron el servicio militar obligatorio. Miles de jóvenes puertorriqueños lo resistieron y muchos fueron arrestados, otros fueron encarcelados. El gobierno estadounidense puede imponer a su antojo el servicio militar obligatorio en Puerto Rico y miles de jóvenes puertorriqueños han muerto en sus guerras de agresión contra otros pueblos. Otros miles han quedado mutilados física y emocionalmente.
En octubre de 1948 la GESTAPO anglosajona –el FBI– me arrestó camino a la escuela por rehusar inscribirme en su ejército. Un tribunal de ellos en territorio puertorriqueño me sentenció a dos años y un día de prisión; me montaron en un avión y enviaron a una prisión en los Estados Unidos. Así también a otros jóvenes puertorriqueños. Un tiempo antes de mi arresto se había dado un caso único en el mundo: el encarcelamiento de un padre y sus cinco hijos –entre ellos uno ciego– por resistir el servicio militar obligatorio de los invasores en Puerto Rico. Siempre hemos resistido.
En la década de 1930, la lucha por la independencia de Puerto Rico crecía y el pueblo escuchaba a los nacionalistas. En Washington decidieron que había que acabar con el Partido Nacionalista de Puerto Rico. Para ello, en 1933 envían a Puerto Rico como jefe de la Policía al coronel Elisha Francis Riggs, quien había sido cómplice del asesinato de Augusto César Sandino en Nicaragua. En 1935 envían como gobernador al general Blanton Winship. Estos dos funestos individuos declaran públicamente a través de la prensa: Frente a los nacionalistas, ¡tiren a matar!, pese a que hasta ese momento los nacionalistas no habían tirado ni un tiro, sólo decían la verdad que los yanquis querían callar. El 24 de octubre de 1935, bajo órdenes del coronel Riggs, la policía masacró a cuatro jóvenes nacionalistas que se dirigían a la Universidad de Puerto Rico. Poco tiempo después, dos jóvenes nacionalistas ajusticiaron al coronel Riggs y estos jóvenes, a su vez, fueron asesinados en un cuartel de la policía colonial.
Así las cosas, Washington envía a Puerto Rico a un juez de apellido Cooper, un fiscal llamado Cecil Snyder y a los dos primeros agentes del FBI en ser asignados a Puerto Rico para fabricarle un caso a Pedro Albizu Campos, Juan Antonio Corretjer y otros líderes del Partido Nacionalista. En el primer juicio todos los nacionalistas fueron absueltos por un jurado compuesto en su mayoría por puertorriqueños. Dado este resultado, el juez ordenó la celebración de un segundo juicio para el cual seleccionaron a un jurado compuesto por 10 estadounidenses y 2 puertorriqueños colonizados. Esta vez el veredicto fue de culpabilidad. Los nacionalistas fueron enviados a prisiones en los Estados Unidos a cumplir sus sentencias.
El 21 de marzo de 1937, el Partido Nacionalista efectuó una marcha en la ciudad de Ponce por la libertad de los prisioneros y en recordación de la abolición de la esclavitud en Puerto Rico. Bajo órdenes del general Blanton Winship, los manifestantes fueron salvajemente masacrados. Asesinaron a 19 personas, entre ellas a la niña Georgina Maldonado de 12 años, quien salía de la misa de Domingo de Ramos. Resultaron heridas más de 150 personas. El objetivo era aterrorizar al pueblo.
El 30 de octubre de 1950, brota una insurrección en reclamo de la independencia para Puerto Rico. Muchos nacionalistas cayeron en combate y miles de independentistas fueron encarcelados. Al siguiente día, el 1 de noviembre, los jóvenes nacionalistas Griselio Torresola y Oscar Collazo atacaron en Washington la Casa Blair, residencia temporal del presidente Harry S. Truman, aquel genocida que ordenó el lanzamiento de las bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki. Torresola murió en el acto y Collazo fue gravemente herido.
Dos años más tarde, en 1952, utilizando la farsa electoral, el imperio impuso a su colonia el llamado Estado Libre Asociado como figura política para disfrazar el coloniaje. Para ese tiempo Puerto Rico estaba incluido en la Lista de Territorios Dependientes del Comité de Descolonización de la ONU. Esa situación obligaba al gobierno estadounidense a rendir un informe anual a la ONU sobre el estado de su colonia. Para evitar hacerlo, en 1953 el gobierno estadounidense presentó una resolución ante la Asamblea General de la ONU para solicitar que se removiera a Puerto Rico de la Lista de Territorios Dependientes aduciendo que en 1952, los puertorriqueños “libremente” habían optado por el Estado Libre Asociado. Nosotros, los nacionalistas, y otros independentistas denunciamos que esa consulta electoral había sido un fraude ya que sólo los libres pueden votar libremente y Puerto Rico no lo era. Era y continúa siendo un país militarmente ocupado en el que Estados Unidos controla la vida política y socioeconómica del país. Además, sus agencias de represión mantienen una fuerte presencia en la Isla. Por su poder político, económico y militar, Estados Unidos logró una votación de 26 países a favor, 16 en contra y 18 abstenciones. Los nacionalistas decidimos que había que hacer algo que llamara la atención del mundo hacia la verdad colonial de Puerto Rico. De ahí viene que el 1 de marzo de 1954, cuatro jóvenes nacionalistas puertorriqueños –entre ellos una mujer– realizáramos una demostración armada asaltando a tiros el congreso imperialista en Washington. Uno de esos cuatro jóvenes fui yo.
Al presente, cada día somos menos los puertorriqueños en Puerto Rico pues nos están desplazando mientras va creciendo la población anglosajona en la Isla. Lo mismo hicieron los anglosajones en Sudáfrica, Rodesia, Australia, Nueva Zelanda, Canadá, los llamados Estados Unidos, y lo mismo hace actualmente Israel en Palestina. Los puertorriqueños carecemos de los poderes necesarios para resolver la crisis que el coloniaje nos ha causado y, como consecuencia, en los últimos 10 años más de medio millón de puertorriqueños se han visto obligados a emigrar. Nos estamos convirtiendo en una nación en el exilio. Pero los puertorriqueños hemos dado batalla y seguiremos dándola, tanto en nuestra Patria, como en las entrañas del monstruo imperialista. Somos latinoamericanos, somos caribeños y con el espíritu de Bolívar, Sandino, Toussaint Louverture, el Che, Túpac Amaru, Albizu Campos, Blanca Canales, Celia Sánchez, Fidel y el comandante Chávez, seguiremos combatiendo. El diablo imperialista anda suelto, pero se le puede detener y se le puede vencer. Eso está en nuestras manos.
¡Pa´lante! ¡Hasta la victoria siempre!
*Exprisionero antiimperialista puertorriqueño. Mensaje enviado por el autor a la Jornada contra el colonialismo, que se celebró en Cuba organizada por estudiantes de Puerto Rico, Palestina, Argentina y Sahara Occidental de la Escuela Latinoamericana de Medicina de Cuba y concluyó la semana pasada.
Columnas
- La elección del Donald Trump
- Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2024 condenando el Bloqueo a Cuba
- Las elecciones presidenciales en Uruguay: el Frente Amplio se enfrenta al Partido Nacional en una segunda vuelta
- La XVI Cumbre del BRICS realizada en la Federación de Rusia
- El “Conflicto” y el “Cambio”: retos y transformaciones de lucha ante la ofensiva neoliberal del capital