Apuntes preliminares para el desarrollo de la campaña
¡Seremos Libres!
Reivindicaciones Sociales y Humanas
Construir un país para el buen vivir
Sonia L. Cepeda Hernández
Sistema moderno colonial: Colonialidad, violencia sistémica y exclusión
La constante evolución de las formas modernas de dominación colonial da continuidad a la dominación implementada en la colonia y abarca todas las esferas de la vida humana. Las condiciones de colonia de Puerto Rico exigen una mirada crítica para generar acciones decoloniales que garanticen la construcción de una sociedad con una vida digna, salud, calidad de vida y bienestar. La lucha por lograr la independencia está acompañada por la responsabilidad de la construcción de una nación soberana donde los seres humanos que la habitan puedan disfrutar el buen vivir.
La colonialidad o la “herencia” del colonialismo contiene en su lógica la construcción del colonizado como inferior y dependiente, en comparación con el colonizador, y va más allá de la explotación y la dominación para la acumulación del capital. El producto de esta construcción es el proceso de internalización de la mentalidad colonial o la actitud de inferioridad asumida por las personas que han sido sometidas a la colonización. Esta creencia reafirma la idea de no merecer y conformarse con condiciones de vida infrahumanas y la aceptación de la eterna crisis, la carencia y el mal vivir en la colonia. Las condiciones producto de la relación colonial generan condiciones humanas detrimentales de pobreza, discrimen, violencias, violación, hambre y desplazamiento, entre otras. El sistema moderno colonial reproduce un patrón de poder producto del colonialismo moderno que sustenta un sistema hegemónico colonial, patriarcal, capitalista y racista como fuente de malestar social y personal de los seres humanos. El colonialismo moderno supone la condena de una vida indigna, vulnerabilizada y excluyente y a la deshumanización del otro colonizado.
En Puerto Rico el sistema colonial y sus estructuras socio/políticas/económicas y culturales nos ha sometido a la violencia sistémica y estructural y condiciones coloniales de vida que generan los problemas sociales en los que está sumido el país. El Estudio sobre las Necesidades Sociales en Puerto Rico (Estudios Técnicos, Inc., 2007) identifica que los principales problemas y necesidades sociales en Puerto Rico son la violencia/criminalidad y dependencia a drogas, la desigualdad económica y social la cual se relaciona con problemas en la economía, desempleo, pobreza y acceso a servicios, la falta de política pública y el pobre desempeño gubernamental, los problemas relacionados a la familia incluyendo maltrato a menores, violencia doméstica, desintegración familiar, cuido de personas de edad avanzada, entre otros, la salud pública, tanto de salud en general como salud mental, la educación que incluye acceso a servicios de educación de calidad, deserción escolar u oportunidades de capacitación y adiestramiento y los valores y responsabilidad en el contexto social y comunitario.
El impacto de las condiciones impuestas por la colonia no afecta a todas las personas por igual. Es necesario visibilizar las interseccionalidades del género-sexo-sexualidad/la raza/la clase/la capacidad/ la edad para entender las relaciones de poder y la inequidad, así como para desarrollar acciones para la reivindicación. El concepto interseccionalidad se refiere a los procesos, complejos, irreducibles, variados y variables, que, en cada contexto, resultan de la interacción de factores sociales, económicos, políticos, culturales y simbólicos que se construyen mutuamente y dan forma a la desigualdad social, el privilegio y la opresión.
Calidad de Vida
Durante mucho tiempo el desarrollo y el progreso de los países se medían sólo por indicadores económicos. Desde hace unas décadas prospera una visión integral de desarrollo que incluye los factores sociales y humanos y guía a los países a cultivar la libertad para su pleno progreso. Esta visión de desarrollo plantea la imperante necesidad de eliminar los problemas sociales que trae la ausencia de la libertad, como la pobreza y las desigualdades; las escasas oportunidades económicas y sociales; la falta de servicios públicos, la intolerancia y los estados represivos. Pretender un mayor crecimiento económico sobre el deterioro de los derechos y reivindicaciones o en función de la desigualdad y la subordinación es contraria a los principios del desarrollo. Acogemos las metas y los 17 objetivos del desarrollo sostenible adoptados por las Naciones Unidas (ONU, 2015) para desarrollar acciones mundiales para poner fin a la pobreza, proteger el planeta y garantizar el disfrute de la paz y la prosperidad.
La constitución de una patria soberana tiene que estar cimentada en una estructura que origine, fomente y mantenga la posibilidad de todo ser humano a reconocerse como ser digno y merecedor. Para encaminar procesos de decolonización es esencial reconocer la calidad de vida, el bienestar y el buen vivir al mismo nivel que el desarrollo económico y político. Asumimos el concepto del Buen Vivir (Sumak Kawsay) y promovemos el desarrollo de la posibilidad de una vida en armonía donde los seres humamos de nuestra Patria tengas sus necesidades satisfechas, el logro de la calidad de vida y la muerte digna, el amar y ser amado, el florecimiento saludable de las personas en paz y armonía con la naturaleza. Los seres humanos tenemos derecho al tiempo libre para el disfrute humano.
Derecho al descanso y al tiempo libre, participar en la vida cultural
La calidad de vida es el objetivo para el desarrollo de un país que se preocupe por el ser humano integral. Se refiere al bienestar que debe sentir el ser humano en todas sus facetas cuando se atiende la creación de condiciones para satisfacer sus necesidades materiales y económicas, como comida y vivienda; psicológicas; de su seguridad y sus afectos; sociales, como el trabajo, los derechos y las responsabilidades y ecológicas/ambientales.
Garantizaremos los derechos a la calidad de vida: la dignidad; la salud; el acceso a servicios médicos; la educación sanitaria preventiva; el derecho a la vida; la alimentación adecuada; la seguridad social; la seguridad personal; el derecho y la calidad del trabajo; el empleo productivo; la educación de calidad y gratuita; la vivienda digna, la protección a los derechos humanos, la equidad de género, los derechos políticos y la participación ciudadana.
Proponemos un sistema de salud fundamentado en la salud como un derecho humano, centrado en la persona con necesidad de servicio; un modelo de salud integrado para todo Puerto Rico, con énfasis en el cuidado primario y la prevención. Como primer paso proponemos establecer el modelo de pagador único. Es decir, una oficina gubernamental que sea la responsable de contratar proveedores y pagar directamente por los servicios prestados. Esto permitirá eliminar las compañías aseguradoras como intermediarios y regular la industria farmacéutica para abaratar costos y se podrá reinvertir el dinero en mejorar los servicios a las personas más vulnerables. Para lograr un verdadero salto cualitativo en nuestra calidad de vida y de salud, es imperativo implantar un Sistema Universal de Salud que permita la integración y mejor utilización de todos los recursos disponibles, como lo han hecho los países más adelantados del mundo en materia de salud.
La Declaración Universal de los Derechos Humanos reconoce que “todos los seres humanos nacen libres, e iguales en dignidad y derechos” sin embargo esto no es posible en la colonia que vulnerabiliza a su población en general y en particular discrimina por raza, género y diversidad funcional a las personas que se alejan de lo normativo-colonial. Reafirmamos que todas las personas tienen derecho al goce de sus derechos humanos sin distinción alguna de raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición. (Y que para eso se tomarán medidas concretas y se asignarán los recursos necesarios. En el Puerto Rico soberano los derechos no estarán solo escritos en el papel.)
Equidad de Género
El sistema moderno colonial hegemónico se sostiene desde una estructura heteropatriarcal y machista que coloca a las mujeres como personas de segunda categoría, muchas veces hasta invisibilizadas, y en mayor riesgo de ser vulnerabilizadas. En este sistema las mujeres vivimos dentro de un Estado de Emergencia por la violencia de género que produce feminicidios y transfeminicidios como trágico producto.
Nuestra propuesta de nación soberana posiciona a las mujeres como parte esencial con plena participación en condiciones de equidad en todos los espacios de la sociedad, incluidos la participación en los procesos de adopción de decisiones y el acceso al poder. No es posible el el logro de la libertad, la igualdad, el desarrollo pleno y el bienestar sin las mujeres.
En nuestros análisis y acciones fomentamos la utilización de la perspectiva de género que “permite analizar y comprender las características que definen a las mujeres y a los hombres de manera específica, así como sus semejanzas y diferencias. Esta perspectiva de género analiza las posibilidades vitales de las mujeres y los hombres; el sentido de sus vidas, sus expectativas y oportunidades, las complejas y diversas relaciones sociales que se dan entre ambos géneros, así como los conflictos institucionales y cotidianos que deben enfrentar a las maneras en que lo hacen” (M. Lagarde) desde una perspectiva interseccional y decolonial.
Dentro de los derechos y reivindicaciones de las mujeres para una vida digna y de equidad defendemos y promovemos la Justicia Reproductiva para garantizar los derechos sexuales y derechos reproductivos de las personas gestantes y mujeres embarazadas. Garantizaremos el acceso universal a la salud sexual y reproductiva y los derechos reproductivos. Desarrollaremos acciones para: poner fin a todas las formas de discriminación y violencia contra todas las mujeres y las niñas, incluidas la trata y la explotación sexual y otros tipos de explotación; reconocemos y valoramos los cuidados y el trabajo doméstico no remunerados. En todas las estructuras de nuestra Nación promoveremos la participación plena y efectiva de las mujeres y la igualdad de oportunidades de liderazgo a todos los niveles decisorios en la vida política, económica y pública y desarrollaremos políticas públicas para promover la igualdad de género y el empoderamiento de todas las mujeres y las niñas.
Reconocer la diversidad sexo/género
El estado colonial se sostiene en una estructura hegemónica heteronormativa que fomenta la discriminación, la exclusión, la estigmatización, los prejuicios y la violencia con personas que divergen de las categorías binarias hombre/mujer. Esta estructura discriminatoria es terreno fértil para las violaciones constantes de derechos humanos y libertades fundamentales basadas en la orientación sexual o identidad de género.
La calidad de vida y el bienestar en una sociedad se construyen al reconocer y fomentar la expresión plena y el disfrute de las diversas orientaciones sexuales, identidades de género y expresiones de género. La comunidad de personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, transexuales, queer, intersexuales, genero no conforme, y otres forman parte integral e indivisible de nuestra Nación.
Nos alejamos de la visión binaria de entender el género/sexo y reconocemos el amplio espectro humano en relación con la orientación sexual, identidad y expresión de género. El aceptar la diversidad de esta manera abre el espacio para derribar el producto violento del discrimen y la exclusión y abre espacios para un verdadero bienestar de la comunidad LGBTTQI+.
Reafirmamos el principio de no discriminación, que exige que los derechos humanos se apliquen por igual a todos los seres humanos, independientemente de su orientación sexual, identidad o expresión de género. Integramos los compromisos fundamentales para la protección de los derechos humanos de la comunidad LGBTTQI+. Nuestra obligación es Proteger, Prevenir, Derogar, Prohibir y Salvaguardar: Proteger a las personas de la violencia contra los homosexuales y transexuales; Prevenir la tortura y los tratos crueles, inhumanos y degradantes; Derogar las leyes que penalizan las relaciones con personas del mismo sexo y a las transgénero; Prohibir la discriminación con motivo de orientación sexual o identidad de género; Salvaguardar las libertades de expresión, asociación y reunión pacífica de los miembros del colectivo LGBTTQI +
Adoptamos el índice de inclusión LGBTI desarrollado por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2015) para guiar estrategias de desarrollo con indicadores claves para aumentar la inclusión de la comunidad. El índice considera cinco dimensiones claves: medidas de participación política y cívica, educación, salud, seguridad personal y violencia y bienestar económico.
La defensa de los derechos humanos, la vida plena y el reconocimiento de la diversidad son las bases para una sociedad plena y con justicia social. Merecemos una vida digna y construiremos una nación para vivirla en el buen vivir. Las estructuras económicas, políticas y sociales priorizaran en el fin de las condiciones deplorables para la vida, que genera la colonia, y en potenciar y promover la participación plena, la inclusión social, económica y política de todas las personas, independientemente de su edad, sexo, discapacidad, raza, etnia, origen, religión o situación económica u otra condición. Es indispensable garantizar la igualdad de oportunidades y reducir la desigualdad al promover la adopción de políticas públicas de protección social y desarrollo de los derechos humanos, la calidad de vida, la salud y el bienestar. Las propuestas hacia el florecimiento, fortalecimiento e inclusión de poblaciones tradicionalmente vulnerabilizadas tiene que construirse junto con las personas que componen esa comunidad. Sus experiencias situadas y encarnadas en la colonia deben ser la guía para contextualizar su situación actual, necesidades y propuestas.
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