28 de julio 2023
El 28 de abril de 2019 se efectuaron en España elecciones generales en las cuales el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) obtuvo la elección de 123 diputados a las Cortes, mientras el Partido Popular (PP) obtuvo 66 diputados. La agrupación electoral “Ciudadanos” obtuvo 57 diputados; “Unidas Podemos” 42 diputados; la agrupación electoral “Vox” obtuvo 24 diputados; “Esquerra Republicana” 15; y otras agrupaciones electorales menores, obtuvieron diputados en un número inferior a una decena cada una. Durante meses, a la luz de las características que asume el proceso electoral español, se hicieron esfuerzos por los dos partidos mayoritarios para, mediante alianzas, lograr formar un gobierno representativo de la mayoría de las Cortes españolas, las cuales integran un total de 350 diputados.
Producto de no lograrse formar gobierno, al vencer el plazo para lograrlo, el Rey Felipe VI disolvió el gobierno y ordenó la celebración de nuevas elecciones. Estas se llevaron a cabo el 10 de noviembre de 2019. En ellas participó el 69.87% de los electores españoles entre un total de 24,365,851 votantes elegibles. En ellas hubo ciertas variaciones en la cantidad de diputados electos por las distintas agrupaciones con relación a las elecciones previas. Mientras el PSOE obtuvo 120 diputados, (perdiendo en este evento 3 diputados); en el caso del Partido Popular, obtuvo 88 diputados, (ganando 22 escaños adicionales). En el caso de Vox, obtuvo 52 diputados, (ganando 28 escaños); Unidas Podemos obtuvo 35 diputados, (perdiendo 7 escaños); Esquerra Republicana obtuvo 13 diputados, (perdiendo 2 escaños); y Ciudadanos obtuvo 10, (perdiendo 47 escaños). Al igual que en las elecciones de abril de 2019, hubo varias agrupaciones políticas que obtuvieron un número inferior a 10 diputados en cada caso.
De acuerdo con el Artículo 101 de la Constitución española, ante la realidad de no haber un gobierno que cuente con la mayoría absoluta de los diputados; es decir, agrupando al menos 176 diputados como organización o mediante una coalición de organizaciones, “el gobierno cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo gobierno.” Bajo esta premisa y en este caso, el gobierno del PSOE continuaría al frente como “gobierno en funciones” en España hasta la conformación de un nuevo gobierno. Mediante la Ley Núm. 50-1997, se dispuso que, salvo situaciones de emergencia, un “gobierno en funciones” se limitaría a atender sólo asuntos públicos ordinarios.
Luis Aguiar, Profesor Adjunto de Derecho Político de la Universidad Complutense, en su ensayo titulado La estructura del proceso de formación del gobierno, el caso español en el marco del derecho comparado (1980), aporta unos elementos importantes que son un referente a la hora de conceptualizar, para aquellos que no participamos de un sistema de gobierno tipo parlamentario sino más bien presidencial, el proceso que vivieron en aquellos meses los españoles. Si bien a primera vista la percepción que teníamos es que el proceso era uno dirigido meramente a establecer cuantitativamente el número de escaños de cada organización política, para obteniendo o agrupando una mayoría formar gobierno, el proceso es realmente es uno más complejo.
Indica Aguiar que “la existencia de un gobierno cesante se produce, según el artículo 101, por la convocatoria a elecciones generales, la pérdida de la confianza parlamentaria o la dimisión o fallecimiento del presidente de gobierno.” Señala que en tales casos, corresponde al rey iniciar formalmente un procedimiento, “que se traducirá en la apertura de un período de consultas; si la existencia de un gobierno cesante es debido a la celebración de elecciones generales, tales consultas se llevarán a cabo tras la renovación del Congreso, y en los demás supuestos, tras aceptar el rey la dimisión.”
Señala Aguiar que la intervención del rey en las primeras etapas del proceso no puede ser “interpretada como una intervención personal y discrecional, sino limitada por el fin de lograr, esto es, encontrar el candidato que arrastre tras de sí la confianza de una mayoría parlamentaria.” En el proceso de consultas, si bien no será necesario la elaboración de un nuevo programa de gobierno, supone para quien pretenda dirigir la formación de un nuevo gobierno, “una declaración de intenciones, cuyo contenido y valor esté supeditado a su posición parlamentaria.”
Culminado el proceso para la selección del presidente del gobierno, corresponderá entonces iniciar otro proceso que no está desvinculado del primero, que es el de escoger las demás carteras ministeriales. En el proceso, si bien el rey no decide quiénes serán los ministros, sus sugerencias o recomendaciones pueden ser tomadas en consideración a manera de “consejo”. Indica Aguiar en su ensayo, al citar a M. Satrústegui en su escrito Ante la formación del próximo gobierno (1979), que si bien las sugerencias del rey pueden ejercer “una influencia no desdeñable en la formación del equipo ministerial”, pudiendo incluso por consideraciones jurídicas bloquear o descarrilar un nombramiento, tal intervención “no puede en ningún caso interpretarse” como un poder de veto de parte del monarca.
A partir de estas coordenadas Pedro Sánchez, dirigente máximo del Partido Socialista Obrero Español, se dio a la tarea de buscar alianzas y compromisos con otros sectores en un esfuerzo por formar un gobierno donde la derecha no regresara al control del parlamento español. Luego de múltiples consultas y negociaciones, Sánchez logró sumar a su favor el voto de “Unidas Podemos,” con sus diputados electos totalizando entre estas dos formaciones un total de 155 diputados. Si bien no conformaban entre estas dos agrupaciones el control absoluto del parlamento, sí lograron conformar un gobierno de minoría donde por ejemplo, el Partido Popular a pesar de sus 88 diputados, “Vox” con sus 52 diputados y “Ciudadanos” con sus 10 diputados, que sumaban un bloque de 150 diputados, no lograron superar el bloque de PSOE y UP, ni lograron que otras agrupaciones se sumaran a ellos para construir una mayoría superior que impidiera al binomio PSOE-UP formar gobierno. En el proceso Esquerra Republicana no se sumó al bloque PSOE-UP a pesar de ser una organización de izquierda, optando por una vía independiente y no comprometida con el programa que llevara a cabo el gobierno de Pedro Sánchez. De haberlo hecho, el Bloque encabezado por Sánchez hubiera llegado a 168 diputados.
Ciertamente, luego de ocho meses de un “gobierno en funciones” de parte de Pedro Sánchez y el PSOE, por primera vez desde la aprobación de la Constitución de 1978, una coalición minoritaria asumía las riendas del gobierno español.
El pasado 28 de mayo se efectuaron elecciones municipales y autonómicas en el Estado español donde esta vez fueron convocados a votar 35.5 millones de ciudadanos españoles. De estos, apenas trece millones y medio concurrió a las urnas en apoyo a los partidos Popular y Socialista Obrero Español. La participación en las elecciones fue, en el caso del Partido Popular, 7,046,634 para un 23.412%; y en el caso del PSOE, de 6,288,907, para un 20.784%. “Vox” obtuvo el 7.16% de los votos, “Ciudadanos” el 1.34%; “Coalición por Andalucía” 1.20%; “Unidas Podemos (UP)” el 0.60%; y “Elkarrelein Podemos” el 0.28%. Para UP fue una pobre demostración de apoyo electoral.
En estas elecciones municipales y autonómicas se desarrollarían en 8,100 ayuntamientos o municipios en los cuales se eligieron 67,062 concejales. También se elegían 736 diputados autonómicos correspondientes a la regiones de Aragón, Asturias, Islas Baleares, Canarias, Cantabria, Castilla-La Mancha, Comunidad de Madrid, Comunidad Valenciana, Región de Murcia, Comunidad Foral de Navarra, Extremadura y La Rioja; es decir, 12 parlamentos autonómicos. En ellas, el PSOE sólo logró el control mayoritario de los votos en tres comunidades autónomas: Asturias, Castilla-La Mancha y Extremadura. En la Comunidad Foral de Navarra una organización regional, la UPN, prevaleció en el número de votos.
La respuesta de Pedro Sánchez ante este resultado no se hizo esperar. A pesar de que en España estaba pendiente llevar a cabo elecciones generales para el mes de diciembre del año en curso, el dirigente del PSOE decidió convocar anticipadamente a nuevas elecciones para escoger los diputados a las Cortes; es decir, eliminó las funciones normales de las Cortes convocando a elecciones para el 23 de julio, lo que significó que una vez más, España contaría con un gobierno en funciones hasta que se lograra conformar otro gobierno de mayoría.
Observadores de la política en el Estado español señalaron que para el PSOE fue buena la decisión de Pedro Sánchez de adelantar las elecciones sin esperar al mes de diciembre. Indicaron que la medida reducía la posibilidad de que el PSOE se desangrara en los meses siguientes, evitando así un colapso mayor y abriendo el espacio a la posibilidad de un mejor resultado en las elecciones pautadas para el mes de julio con relación a los obtenidos en mayo de 2023 en las elecciones municipales y autonómicas. También indicaron que adelantar las elecciones para el mes de julio y no esperar a diciembre le permitía al PSOE intentar forjar un proceso de alianzas con otras fuerzas que le llevara a impedir el eventual triunfo del PP. En esas elecciones generales también podrían participar electores que, si bien no participaron de las pasadas elecciones municipales y autonómicas, sí participarían en unas elecciones generales.
Este espacio de tiempo, sin embargo, también podría servirle al PP para intentar articular alianzas con organizaciones políticas de derecha y extrema derecha de cara a la formación de un nuevo gobierno. Después de todo el porciento de votos obtenidos en las pasadas elecciones de mayo fue, como indicamos, para el Partido Popular, de 23.412% del total de votantes, mientras para el PSOE fue de 20.784%; es decir, ninguno de los dos partidos mayoritarios superó una cuarta parte de los votantes.
Consumada las elecciones del 23 de julio, con un total de 37,466,432 electores registrados, concurrieron a las urnas para votar por los candidatos al Congreso un total de 24,743,612 electores y en el caso del Senado, 24,413,924 electores. De los participantes, el Partido Popular, con 8,091,840 votos, logró la elección de 120 senadores y 136 diputados (14 menos de lo que proyectaba); el PSOE con 7,760,970 votos logró elegir 72 senadores y 122 diputados; VOX obtuvo 3,033,744 votos logró la elección de 33 diputados y ningún senador; SUMAR obtuvo 3,014,006 votos logrando la elección de 1 senador y 31 diputados; ERC obtuvo 462,883 votos y la elección de 3 senadores y 3 diputados; JUNTS obtuvo 392,363 votos eligiendo 1 senador y 7 diputados; EH BILDU obtuvo 333, 362 votos eligiendo 4 senadores y 6 diputados; EAJ-PNV con 275,782 votos obtuvo 4 senadores y 5 diputados; CC obtuvo 114,718 votos eligiendo 1diputado y ningún senador; BNG obtuvo 152,327 votos eligiendo un diputado y ningún senador; y UPN obtuvo 51,754 votos, eligiendo un senador y 1 diputado. A lo anterior se suman otras fuerzas minoritarias con algunos candidatos electos
Como vemos, nuevamente ninguna de las dos principales agrupaciones, PP y PSOE, cuentan con diputados suficientes para por sí mismos formar gobierno. Esto supone que habrá un intento de ambos partidos por ganarse el apoyo de otras fuerzas electorales para conformar un gobierno en alianza. En el caso del PP (136 diputados electos) tendría su más cercano aliado en VOX (33 diputados), lo que aún no alcanzaría los 176 diputados necesarios para formar gobierno; En el caso del PSOE (122 diputados) tiene como su más cercanos aliados SUMAR (33 diputados) y ERC (3 diputados), lo que tampoco le permitiría formar gobierno, por lo que tendría que plantearse procurar alianzas, al menos con ERC, BILDU y JUNTS.
El proceso demuestra un desgaste en la alianzas de la llamada “izquierda” toda vez que si bien SUMAR alcanzó 31 diputados, no podemos perder de vista que PODEMOS, que forma parte de dicha alianza, en las elecciones de 2019 por sí sólo había elegido 35 diputados.
El avance de la derecha en España, aunque no logre formar gobierno la alianza PP-VOX, hemos de verlo como parte de una tendencia en toda Europa, donde fuerzas de derecha y neofascistas, en muchos casos avivadas por corrientes xenofóbicas, nacionalistas y neofascistas, algo que acá, en nuestro Hemisferio, también es observable y preocupante, viene avanzando cada vez más en el terreno político.
En lo inmediato, mientras no se forme un nuevo gobierno, el PSOE seguirá al frente en un “gobierno en funciones” según describimos previamente al mencionar el artículo 101 de la Constitución de 1978. Si de ninguna de las dos fuerzas principales lograra formar gobierno, se reproducirá lo ocurrido en 2019, entre los meses de abril y noviembre de este año, donde el Rey Felipe VI, luego de agotar esfuerzos, disolvió el gobierno y ordenó la celebración de nuevas elecciones.
Las próximas semanas y quizás meses serán determinantes en el rumbo que tome la política española. Ya veremos.
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