El nuevo conflicto desatado en la región de Nagorno Karajab localizada en Asia Central entre la República de Armenia y la República de Azerbaiyán
29 de septiembre de 2023
Resurgió nuevamente a partir del 27 de septiembre en la región de Asia Central, el conflicto armado entre la República de Armenia y la República de Azerbaiyán en torno al enclave localizado en la región conocida como Nargono Karajab. Geográficamente, ambas repúblicas tienen entre sí fronteras comunes. En el caso de Armenia, su frontera occidental es con Turquía; y en el caso de Azerbaiyán, su frontera oriental es con el Mar Caspio. Unidos ambos países, sus fronteras al norte colindan con la República de Georgia y la Federación Rusa; mientras al sur, sus fronteras colindan con la República Islámica de Irán.
Una gran parte de la población armenia profesa la religión cristiana en su denominación ortodoxa, lo que no excluye a armenios que profesan la fe musulmana. En el caso de Azerbaiyán, la mayoría de su población profesa la religión musulmana en la corriente o tradición chiita, aunque también hay otras denominaciones religiosas minoritarias.
Armenia cuenta con una superficie territorial menor a la que cuenta Azerbaiyán. Con apenas con 29,743 kms.2, es poco más de tres veces el tamaño de Puerto Rico; a diferencia de Azerbaiyán, que cuenta con 86,600 kms.2, lo que es el equivalente a nueve veces y media el tamaño de Puerto Rico. Lo mismo ocurre en cuanto a la población dado que Armenia, a base de datos no actualizados, tiene poco más de 3 millones de habitantes, frente a los 10 millones con que cuenta Azerbaiyán, también a base de datos no actualizados.
La capital de Armenia es Ereván, fundada en el año 782 A.C. mientras que la capital de Azerbaiyán es Bakú, situada a las orillas del Mar Caspio. Ambos países, históricamente hablando, fueron pasto fértil para diferentes reinos y culturas que allí se establecieron, entre ellos sus habitantes originales, y luego, otros pueblos en sucesivas invasiones al territorio. Se estima que las primeras civilizaciones se asentaron en la zona hace ya más de 10 mil años, luego de los cuales estuvieron, por sólo mencionar algunos de los principales ocupantes extranjeros del territorio, los persas, bizantinos, selyúcidas, mongoles, otomanos y rusos.
Desde el punto de vista de la historia moderna, a la altura de la Primera Guerra Mundial, parte de la población de Armenia vivía dentro de la fronteras del Imperio Turco-Otomano. En dicho conflicto, los armenios tomaron las armas en apoyo al Imperio Ruso. Esto conllevó la represión indiscriminada de su población por la parte otomana. Resultado de ello fue uno de los principales genocidios ocurridos durante la Gran Guerra en el cual fueron exterminados por las armas, el hambre y las enfermedades, cerca de un millón de armenios.
Con la caída del Imperio Ruso, y luego, tras el triunfo de la Revolución Bolchevique en 1917 y más adelante, luego de la derrota del Imperio Turco-Otomano en la Primera Guerra Mundial; tanto Armenia como Georgia y Azerbaiyán se unieron para la crear de lo que vino a llamarse como “República Federativa Democrática Transcaucásica”. Ésta fue muy pronto disuelta declarándose la independencia de Armenia y Azerbaiyán en 1918.
Como resultado de la lucha librada en lo que hoy conocemos como Turquía, la cual fue parte del viejo Imperio Turco-Otomano, tras varios años de resistencia a la ocupación británica, mediante el “Tratado de Lausana”, los turcos proclamaron su independencia el 23 de octubre de 1921. Seguidamente, el 4 de marzo de 1922, la República Socialista Rusa anexó a su territorio las regiones de Armenia, Azerbaiyán y Georgia, pasando cada una de ellas, previo al inicio de la Segunda Guerra Mundial, a formar parte en 1936 de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas. Fueron éstas las Repúblicas Socialistas de Armenia, Azerbaiyán y Georgia.
Durante la Segunda Guerra Mundial Armenia y Azerbaiyán, aportaron cientos de miles de soldados a la lucha antifascista, muriendo en la Gran Guerra Patria cerca de una tercera parte de ellos. En el caso particular de Azerbaiyán, sus reservas de petróleo fueron codiciadas por los invasores alemanes, de la misma manera que fueron un factor importante en el curso de la guerra para el Ejército Rojo en su lucha antifascista.
A raíz del desplome de la Unión Soviética, el 21 de septiembre de 1991 Armenia proclamó su independencia; mientras Azerbaiyán hizo lo propio el 18 de octubre del mismo año. Apenas poco tiempo después de la proclamación de la independencia por ambas naciones, se desarrollaron conflictos territoriales armados en la región conocida como Nagorno Karajab. Los conflictos se relacionaron con la presencia poblacional de origen armenio dentro de las fronteras azerbaiyanas y su reclamo de secesión.
La zona o región conocida como “Óblast Autónomo de Nagorno Karajab”, es una discontinua con relación al resto de Azerbaiyán, constituyendo aún hoy un enclave territorial con población mayoritaria de origen armenio aunque dentro de las fronteras vigentes de Azerbaiyán. Allí venía desarrollándose un movimiento nacionalista que impulsaba la unificación de todos los armenios dentro de un solo Estado. Habiendo ganado suficientes adeptos al movimiento, sus residentes convocaron a un referéndum el 10 de diciembre de 1991 donde prevalecieron, de manera que declararon su independencia de Azerbaiyán. Este último se negó a reconocer la independencia del territorio, mientras Armenia reconocía la misma, lo que acentuó las tensiones entre ambos países.
La región de Nagorno Karajab no tiene fronteras directas con Armenia sino que es un enclave de algunos 4,400 km.2 cuya mayor proximidad con Armenia queda a unos 50 kilómetros de distancia. Sin embargo, tras la ocupación de entre un 14-16% del territorio de Azerbaiyán por parte de Armenia, tal separación se convirtió físicamente inexistente. Allí, pese a la no continuidad geográfica y política del territorio, como indicamos, la mayoría de su población es de origen armenio y no azerí.
Existe también al oeste de Nargono Karajab una porción de territorio fronterizo con la República Islámica de Irán, separada en la parte central del resto del territorio azerí por Armenia, que en forma también discontinua, forma parte de Azerbaiyán. La región es conocida como la “República Autónoma de Najicheván de Azerbaiyán”. Su capital es Naxciván o Najicheván y cuenta con una superficie de 5,363 km.2; es decir, poco más de la mitad de Puerto Rico y una población aproximada de poco más de 400 mil personas.
En 1993 las tensiones en torno a Nargono Karajab escalaron a nivel de un estado de guerra entre Armenia y Azerbaiyán, donde en un año de enfrentamientos se estima en alrededor de 30 mil, las muertes causados por el conflicto y cerca de un millón de azeríes desplazados. Desde entonces la situación entre ambos países, a pesar de una tregua promovida por la Federación Rusa en 1994, ha sido de frecuentes enfrentamientos a una escala menor.
El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas se ha pronunciado de manera reiterada mediante las resoluciones 822, 853, 874 y 884. En ellas intima la retirada armenia de los territorios ocupados. En este diferendo se enfrentan, en el plano del derecho internacional, de un lado el derecho de los pueblos, como es el de Nagorno Karajab, a su libre determinación; frente al derecho que reconoce la comunidad internacional a los Estados de proteger sus fronteras, así como la política de no intervención, mucho menos mediante el uso de la fuerza armada, en sus asuntos internos. Así lo ha reclamado Azerbaiyán con relación a su territorio.
Un dato de importancia es que durante el año en 2020, cuando se recrudece el conflicto entre Armenia y Azerbaiyán, la presidencia del Movimiento de Países No Alineados lo presidió éste último. El MNOAL reconoce el respeto a los postulados que afirman la integridad territorial de cada Estado y el principio de no intervención; a la vez que reconoce, también, el derecho de los pueblos a su libre determinación e independencia, tal como figura reconocido en la Resolución 1514 (XV) de 1960 de la Asamblea General de las Naciones Unidas, reiterado en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos de 1966, Resolución 2200 (XXI).
Cada parte en este conflicto invoca el derecho internacional desde su particular perspectiva.
Una complicación adicional en la búsqueda de una solución a la disputa territorial son los aliados que cada parte tiene de cara al conflicto. Por ejemplo, Turquía ha cerrado filas en apoyo a Azerbaiyán al que ha reconocido política y diplomáticamente desde su fundación como república luego de la caída de la Unión Soviética, lo que no ha hecho con Armenia. A la altura de 2020 había ofrecido a Azerbaiyán respaldo militar en materia de armamentos y apoyo logístico. Se indica que en aquel momento, al menos un avión turco F-16 había llevado a cabo misiones de combate en el territorio de Nargono Karajab en apoyo a las fuerzas azeríes. También se mencionó la muerte de varios civiles sirios, vinculados con la oposición al gobierno constitucional de Bashar al-Assad, contratados por Turquía en obras de construcción que se desarrollan en Azerbaiyán. Se publicó también en las redes sociales de entonces la disposición por parte de fuerzas insurgentes pertenecientes al Ejército Nacional Sirio, apoyadas por Turquía, de desplazarse como ya lo hicieron en Libia, para combatir del lado de Azerbaiyán en el marco de este conflicto. De hecho, existen acuerdos militares mediante los cuales Turquía entrenaba las tropas azeríes. A pesar de que Azerbaiyán es un país cuya religión principal es la fe musulmana, para entonces compraba parte de su armamento a Israel. Tal era el caso de los misiles balísticos tipo “LORA” de fabricación israelí utilizado por Azerbaiyán contra objetivos civiles en Armenia.
A la altura de 2020, se señalaba por el periódico francés Le Monde que, dentro de los intereses turcos en este conflicto, se encontraba el uso del territorio de Azerbaiyán y Georgia para, desde el Mar Caspio, influenciar en el desarrollo de un oleoducto que, a través de su territorio, eventualmente llevaría petróleo y gas natural a Europa. En tal eventualidad Turquía estaría en una posición ventajosa, al menos como potencia a nivel regional, tomando en consideración que hasta entonces, quien controla los accesos al Mar Caspio, eran la Federación Rusa y la República Islámica de Irán.
En el caso de la Federación Rusa, en este conflicto desatado en 2020, si bien el país es uno de los principales vendedores de armamento a ambas partes en el conflicto; su cancillería hacía el llamado a ambos países a deponer las armas e ir a la mesa de diálogo. Algunos observadores, sin embargo, cuestionaban la política de neutralidad de Rusia en el conflicto. Señalaban el compromiso ruso con Armenia, evidenciado en el establecimiento de una instalación militar dentro del territorio armenio, y la participación conjunta de la alianza militar de la Organización del Tratado de Seguridad Colectiva (OTSC) de este país.
En el caso de Estados Unidos, tampoco puede decirse que haya estado ajeno al conflicto regional y los enfrentamientos entre Azerbaiyán y Armenia.
Hace ya varios años, como parte del entrenamiento a sus tropas a través de los llamados “juegos de guerra”, Estados Unidos ideó uno entre dos países inventados, denominados “Atropia” (Azerbaiyán) colindante con “Limaria” (Armenia). En estos juegos de guerra, “Atropia” y “Limaria” se encuentran rodeados por otros países bajo los nombres de “Ariana” (Irán), localizado al sur; “Donovia” (Rusia) y “Gorgas” (Georgia) al norte. Estos dos países a su vez se encuentran localizados entre dos grandes mares, que podemos asumir son el Mar Negro y el Mar Caspio, próximos a donde se libra hoy la guerra en Ucrania.
La ubicación imaginaria de estos países en la región del Cáucaso con población religiosa mayoritaria musulmana, coincide en el plano geográfico con aquellas repúblicas que formaron parte de la Unión Soviética. En la región se encuentran, además otros territorios que son hoy repúblicas federativas o regiones autónomas de la Federación Rusa, como son los casos de Chechenia, Daguestán, Ingusetia, Kabardino-Balkaria, Karacháyevo-Cherkesia y Osetia del Norte, todos ellos también localizados entre el Mar Caspio y el Mar Negro.
En este juego de guerra imaginario, como indicamos, los estadounidenses intervendrían militarmente en el marco de un conflicto entre “Atropia” y “Limaria” (Armenia y Azerbaiyán como realidades), algo similar a lo que ha ocurrido desde la década de 1990 en los conflictos armados entre estos dos países en la región de Nargono Karajab. Este ejercicio militar de Estados Unidos ha sido repetido varias veces desde mediados de la década de 2010.
El 1 de octubre de 2020, los gobiernos de Francia, la Federación Rusa y Estados Unidos suscribieron por conducto de sus presidentes una “Declaración Conjunta”, como copresidentes del denominado “Grupo de Minsk”, de la Organización para la Seguridad y Cooperación en Europa (OSCE). En ella condenaron la escalda de violencia en la región de Nagorno Karajab, instando a las autoridades de Armenia y Azerbaiyán al cese de hostilidades en la región en disputa. La Declaración les convocaba a “reanudar de buena fe y sin condiciones previas las negociaciones sobre la solución del conflicto”.
En aquel momento, mientras Armenia respondía indicando su disposición al diálogo, Azerbaiyán lo condicionaba a la retirada de Armenia de los territorios ocupados. De hecho, Azerbaiyán había sometido a fuego de artillería a Stepanakert, capital de Nargono Karajab, indicando que no cesaría en su empeño de liberar la región y reintegrarla como parte de su territorio. Los azeríes manifiestan estar llevando adelante con éxito su ofensiva en Nagorno Karajab, mientras los karabajíes sostenían haber detenido los ataques de las fuerzas azeríes. Masis Mailián, un alto funcionario de relaciones exteriores de Nargono Karajab, expresó entonces a la agencia EFE, que estos enfrentamientos militares, a diferencia de los anteriores, presagiaban una guerra de larga duración. De hecho, a pesar de que se alcanzó un alto al fuego provisional, el peligro de nuevos enfrentamientos prevaleció, lo que se valida en estos momentos.
A pesar de los llamados a una mesa de diálogo, Nargono Karajab que es y era parte en el conflicto, no formó parte de las negociaciones. Como en el caso de muchos de los acuerdos negociados en el marco del conflicto palestino, en el cual las distintas partes con interés por el lado palestino no están presentes en las negociaciones, anticipamos que sería muy difícil alcanzar un acuerdo definitivo sin la presencia de Nargono Karajab en tales discusiones y negociaciones.
Los ejércitos de ambas partes no sobrepasan el número de 100 mil efectivos cada uno. Sin embargo, sus reservas ascienden a varios cientos de miles. Algunas de ellas durante el conflicto de 2020 fueron puestas en alerta de combate o fueron movilizadas. A la vez, se decretó en toda la región la Ley Marcial.
La intensidad de los enfrentamientos entre ambos países en 2020 causaron más de un centenar de bajas entre civiles y militares del lado de Nagorno Karajab y de varios cientos de azeríes. En los combates participaron tropas de tierra, helicópteros, otros medios aéreos y artillería. Habiéndose alcanzado un alto al fuego, la Federación Rusa dejó en la región un componente militar como garante del acuerdo.
En mayo de 2023, el Primer Ministro de Armenia confirmó que su país estaba dispuesto a reconocer la soberanía azerí sobre la región de Nargono Karajab, lo que el presidente Vladimir Putin confirmó en septiembre de 2023, anticipando un Tratado de Paz antes de 2024.
El pasado jueves, luego de más de tres décadas, el dirigente de la República de Artsaj (Nargono Karajab), Samvel Shahramanián, anunció tras la ocupación por parte de Azerbaiyán del territorio, que su país dejaría de existir a partir del 1 de enero del año 2024. Al presente, luego de tal ocupación, más de la mitad de la población armenia en el territorio ha huido. Indicó Shahramanián que su decisión se da como resultado de la mediación del contingente de paz ruso con representantes de Azerbaiyán, ello bajo la premisa de que Azerbaiyán se había comprometido a “garantizar a los residentes el viaje libre, voluntario y sin obstáculos”, incluyendo los militares que depusieran las armas. Señaló que la decisión se “basó en la prioridad de garantizar la seguridad física y los intereses vitales del pueblo”. Sputnik, por su parte, estima que ya 65 mil de un total de 120 mil armenios han abandonado Nargono Karajab. Armenia, de otro lado, ha hecho un llamado a que los armenios no abandonen el territorio y permanezcan en sus hogares. Sin embargo, de acuerdo con la página de la BBC, menciona de arrestos en la región de ex dirigentes políticos y combatientes bajo alegaciones de haber cometido “crímenes de guerra”.
La atención mundial se cierne en estos momentos sobre la importancia de que estos acuerdos finalmente se materialicen. Después de todo habría grandes riesgos ante una escalada del conflicto, incluyendo una mayor participación de fuerzas exógenas convirtiendo tal nuevo brote de violencia en uno regional con la participación de otros países. Recordemos que se trata de una zona donde, además de los conflictos étnicos y las demarcaciones de fronteras, se enfrentan también temas religiosos. A la situación en la región se suma además, la guerra que viene desarrollándose en Ucrania y los graves conflictos étnicos en regiones como Chechenia, Georgia, Abjasia y Osetia. La zona, además, reviste interés dado los recursos naturales del suelo y subsuelo.
De lo que no debe haber dudas, es que trata de un conflicto más en la región de Asia Central lo suficientemente peligroso como para no prestar desde ahora la atención a su desarrollo.
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