Escrito por Héctor L. Pesquera Sevillano / Copresidente del MINH
Fuimos muchos, decenas de miles, los boricuas a quienes se nos llenó el pecho de orgullo patrio cuando supimos hace unas semanas que Enidris Siurano Rodríguez, una joven violinista y estudiante sobresaliente de décimo grado en el condado de Montgomery, en Maryland, [...]
era acosada por sus profesores por negarse a expresar lealtad a la bandera estadounidense en protesta por la situación colonial de Puerto Rico. Desde que estaba en séptimo grado se queda sentada cuando en el salón de clases se ponen todos de pie a jurarle lealtad a la bandera americana.
“Pienso que Puerto Rico tiene una situación antidemocrática, me desagrada la idea que un gobierno tan lejos nos diga lo que podemos hacer y no podemos hacer”. Así de simple y claro lo dijo Enidris Suriano al expresar los motivos de su protesta. La adolescente boricua es defendida por la Unión Americana de Libertades Civiles (ACLU) por su postura al reclamar su derecho a la libertad de expresión.
Unos días después, el 25 de abril de 2013, el periódico The Washington Post publica la historia de las “espías” puertorriqueñas. El parte de prensa, recogido por un periódico de circulación nacional, dice: “El Departamento de Justicia de Estados Unidos dio a conocer ayer cargos de espionaje en contra de una puertorriqueña, Marta Rita Velázquez, quien fue empleada del Gobierno federal y a la que le imputa reclutar espías a favor del Gobierno de Cuba, como fue el caso de la también boricua Ana Belén Montes”.
Me quito el sombrero en señal de respeto y admiración. La valentía y dignidad de la mujer boricua, así como nuestra solidaridad histórica con Cuba vuelve a manifestarse de la manera más concreta y efectiva. Algún día se sabrá cuántas veces Ana Belén Montes -quien durante 17 años estuvo pasando secretos estadounidenses a Cuba- le salvó la vida a Fidel Castro o alertó al gobierno cubano de alguno de los cientos de atentados planificados desde Wáshington contra funcionarios o instalaciones del pueblo de Cuba.
Montes, de padres puertorriqueños, de 56 años y nacida en una base militar de Alemania, cumple sentencia de 25 años en una cárcel federal de Fort Worth, Texas. Además de trabajar en los más altos niveles de la CIA, trabajó varios años en la embajada de Estados Unidos en Nicaragua, durante el primer gobierno sandinista. Se le ha descrito como una de las infiltradas que más daño le ha hecho al sistema de inteligencia estadounidense.
Marta Rita Velázquez estudió en el Colegio La Merced en San Juan y es graduada de Derecho de la Universidad de Georgetown y antes de bachillerato de la Universidad de Princeton. Se le conocía como estudiante “prodigio” por su extraordinaria inteligencia. Los cargos en contra de Marta Rita, de 55 años, fueron divulgados después de haber estado sellados desde 2004. No se señala por qué los cargos contra Velázquez fueron mantenidos en secreto durante nueve años.
Creo que estas tres valerosas heroínas, dignas representantes de la mujer puertorriqueña, deben recibir el reconocimiento y el apoyo de todo el movimiento patriótico. Todas se destacan por su extraordinaria inteligencia y excelente ejecutoria en sus respectivos campos. Para mí, y estoy seguro que para todo el espectro del movimiento independentista, estas mujeres son motivo de inmenso orgullo y ejemplo del decoro y el sacrificio más sublime.
Para el yanqui son personas indeseables, desleales, malagradecidas y peligrosas. Para nosotros son motivo de admiración y respeto. Es algo parecido a lo que ocurrió con Filiberto. Para el FBI, un terrorista; para nosotros un héroe nacional.
Lo curioso de todo esto es que la información sobre deslealtades y “espías” puertorriqueñas comienzan a salir a la luz pública a días de que el Directorio de PNP anunciara que se propone solicitar al Congreso de Estados Unidos la admisión de Puerto Rico como el estado 51, a la luz del resultado del mal llamado Plebiscito celebrado el pasado mes de noviembre.
¿Casualidad o parte de una campaña de “orientación” del supuesto perfil del puertorriqueño orquestado por un importante e influyente sector en Wáshington que con razón, se opone a la anexión de Puerto Rico como estado? Añádale como ingrediente la horrible y deleznable noticia de que un puertorriqueño, Ariel Castro, mantuvo a tres mujeres secuestradas durante 10 años, cometiendo todo tipo de abusos y vejaciones. Para los que observamos detalles, pudimos observar que durante las primeras tomas en el balcón de la casa del secuestrador, se distinguían tanto la bandera de Estados Unidos como la de Puerto Rico. Poco tiempo después, la de Estados Unidos había sido removida y sólo se destacaba la de Puerto Rico.
Yo no creo en casualidades. Seguiremos siendo objeto de una campaña antipuertorriqueña y xenofóbica orquestada desde Estados Unidos en distintas situaciones y niveles, mezclando verdades con medias verdades, manipulación de la información y descaradas mentiras.
Y nosotros, desde Puerto Rico y desde las entrañas del monstruo, seguiremos aplaudiendo la lealtad a la Patria de personas como Enidris, Ana Belén y Marta Rita. Le rendimos tributo y reconocimiento a estas valerosas mujeres boricuas que actuaron de acuerdo a sus principios, a lo que les dictó su conciencia, a riesgo de ser objeto de burlas, represión y de perder su propia libertad.
Columnas
- La elección del Donald Trump
- Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2024 condenando el Bloqueo a Cuba
- Las elecciones presidenciales en Uruguay: el Frente Amplio se enfrenta al Partido Nacional en una segunda vuelta
- La XVI Cumbre del BRICS realizada en la Federación de Rusia
- El “Conflicto” y el “Cambio”: retos y transformaciones de lucha ante la ofensiva neoliberal del capital