Escrito por Héctor L. Pesquera Sevillano | MINH
El 19 de abril de 1999, Puerto Rico despertó con la noticia de la muerte de David Sanes por una bomba lanzada sobre el Puesto de Observación del polígono de tiro de la Marina en Vieques. La prensa nacional de inmediato se dirigió a cubrir la noticia. Oficiales de la Marina expresaron que David Sanes, empleado de seguridad, había salido al patio del OP a “fumarse un cigarrillo”, implicando que era el propio David el responsable de su muerte. Luego se supo que el viequense no fumaba.
La masividad de la cubierta de la prensa, que por primera vez en más de 60 años pudo tener acceso al área de prácticas militares y documentar los estragos causados por los bombardeos, fue un factor determinante para la configuración de la exitosa masificación de la lucha que eventualmente derrotó a la Marina de Guerra de Estados Unidos. “Ojos que no ven, corazón que no siente”. Los ojos de todo Puerto Rico, vieron por primera vez, en vivo y a todo color, los destrozos causados, las lagunas contaminadas, los inmensos cráteres, las bombas sin explotar y la impresionante belleza de las playas de ese sector de Vieques.
Pocos días después, Tito Kayak estableció el primer campamento de desobediencia civil. En pocas semanas, cerca de 20 campamentos se habían esparcido por todo el polígono de tiro, paralizando totalmente las maniobras militares. Así comenzó el desafío abierto que duró casi cinco años y que condujo a la salida de la Marina de la Isla Nena el 1 de mayo de 2003.
El campamento del Congreso Nacional Hostosiano (CNH), conocido como La Escuelita, fue una sólida estructura de madera, donde se recibía a todos y todas quienes llegaran para solidarizarse con su presencia, corta o prolongada, en el área de tiro. Durante el año que transcurrió antes de los desalojos, nunca hubo un incidente de indisciplina en nuestro campamento.
Y llego el día de los desalojos. Los buques se divisaron en el horizonte al amanecer. Un momento de mucha tensión. Había que mantener la resistencia pacífica a los arrestos. Los ocupantes del campamento del CNH comenzaron a cantar el himno nacional mientras comenzaban los arrestos. El oficial de la Marina a cargo del operativo, detuvo los arrestos en señal de respeto a nuestro himno y bandera. Una vez la bandera fue arriada, el oficial se acercó al compañero encargado del campamento y lo dijo al oído: “Keep on the good work. You are going to win this fight”. (Mantengan el trabajo que están realizando. Van a ganar esta lucha). Quedó demostrado, una vez más, que el enemigo respeta al contrario que lucha con dignidad y valentía por sus derechos.
Luego dio comienzo la entrada de brigadas por tierra y por mar al área de tiro y los arrestos masivos. Particularmente para mí, quedará para siempre en mi memoria, el llanto de una mujer soldado de la Marina, que mientras esposaba a la veintena de médicos que penetramos el área restringida con batas y estetoscopios, expresaba sollozando en inglés, que nunca hubiese imaginado que estaría arrestando a médicos por estos cumplir con su deber de cuidar de la salud de su pueblo. Todavía se me aguan los ojos mientras lo escribo.
(Tomado de El Nuevo Día)
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