Escrito por Julio A. Muriente Pérez / Copresidente del MINH
El Canal 4 ha difundido durante los pasados días una entrevista realizada por el periodista Normando Valentín a uno de los asesinos a sueldo del narcotraficante colombiano Pablo Escobar Gaviria, que pareciera dirigida con toda premeditación a glorificar al sujeto entrevistado y a difamar impunemente a importantes dirigentes y personalidades de la cultura latinoamericana.
El Canal 4 no ha tenido empacho en trasmitir en más de una ocasión a ese sujeto, apodado Popeye, vanagloriándose de lo cientos de asesinatos cometidos y acusando impunemente a los dirigentes cubanos Fidel Castro y Raúl Castro y al gran escritor colombiano Gabriel García Márquez, de haber sido los enlaces de Escobar Gaviria, usando a Cuba como punto de trasborde en la ruta de la cocaína a Estados Unidos.
Son precisamente Fidel Castro, Raúl Castro y Gabriel García Márquez tres de las figuras más respetables de nuestros tiempos, ejemplos de seriedad, compromiso, decencia y de intolerancia absoluta al crimen, al narcotráfico y la delincuencia. Cuba ha sido desde el triunfo de la Revolución en 1959 un ejemplo de lucha sin cuartel contra la corrupción, el crimen internacional y el narcotráfico.
El Canal 4 y por extensión el periodista Normando Valentín se convierten en difamadores, que hacen un uso altamente irresponsable de un medio de comunicación tan influyente como la televisión y que terminan manchándose las manos con la sangre de miles de ciudadanos colombianos asesinados por sujetos como ese, al que dicho canal ha dedicado largas horas de transmisión, incluso dándole legitimidad a sus mentiras con imágenes complementarias, todo en nombre del “rating”. Ha sido una acción altamente censurable, un ejercicio inescrupuloso y altamente destructivo, en una sociedad que reclama ecuanimidad, tranquilidad, limpieza y uso responsable de las instituciones, en particular los medios de comunicación de masas.
Vergüenza debiera darles, al convertirse en voceros y promotores de gatilleros y asesinos y al atacar de la manera más vil a dirigentes e intelectuales reconocidos y respetados en Nuestra América y el mundo.
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