Escrito por Julio A. Muriente Pérez / Copresidente del MINH
La decisión del Tribunal Supremo de Estados Unidos en relación al caso “Commonwealth of Puerto Rico vs Sánchez Valle”, rechazando la teoría de doble soberanía y reafirmando que en Puerto Rico la soberanía reside en el Congreso de Estados Unidos, constituye una nueva y humillante corroboración de la condición colonial de Puerto Rico y de la farsa que representa el Estado Libre Asociado.
Esta vez ha sido el propio Tribunal Supremo estadounidense el que, sin disimulo ha desacreditado la historia fraudulenta que sucesivos gobiernos de Estados Unidos y Puerto Rico han repetido hasta el cansancio por más de seis décadas. Incluso tratando de engañar a la comunidad internacional, cuando forzaron la aprobación de la resolución 748 (VIII) en la ONU, en 1953.
La historia le ha dado la razón una vez más al movimiento independentista puertorriqueño, que permanentemente ha denunciado la farsa del Estado Libre Asociado y ha insistido que, en lo sustantivo, la condición colonial iniciada con la invasión militar de 1898 se mantiene inalterada.
Por un lado reconoce el Tribunal Supremo la condición colonial de Puerto Rico y por otro lado lo remacha el Congreso, con su intención de imponer unilateral y arbitrariamente una junta fiscal para saquear el País y pagarle a los acreedores.
Hoy como ayer, la única salida que nos queda es la lucha incesante por el rescate de nuestra soberanía nacional. Esa es la ruta para enfrentar con éxito los problemas económicos y sociales que nos agobian. Ni el ELA ni la anexión constituyen rutas confiables. Sólo el poder político en manos del Pueblo, para que defienda sus intereses.
Columnas
- La elección del Donald Trump
- Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2024 condenando el Bloqueo a Cuba
- Las elecciones presidenciales en Uruguay: el Frente Amplio se enfrenta al Partido Nacional en una segunda vuelta
- La XVI Cumbre del BRICS realizada en la Federación de Rusia
- El “Conflicto” y el “Cambio”: retos y transformaciones de lucha ante la ofensiva neoliberal del capital