Escrito por Francisco A. Santiago Cintrón | Copresidente del MINH
Dos expresiones marcaron la política diaria puertorriqueña el pasado viernes, 8 de noviembre de 2019. Lo particular de ambos sucesos fue el gran contraste en la calidad de las intenciones detrás de cada expresión, pues todos y todas en el país fuimos, de nuevo, espectadores de actos de dignidad y actos de vergüenza.
Comenzaremos pues, a narrar los actos de vergüenza, porque quizás así se pueda entender mejor los motivos de las personas que actuaron movidas por la dignidad. En la mañana del pasado viernes, el día comenzó con el anuncio por parte del Presidente del Senado, Thomas Rivera Schatz, de que obtuvo de parte de la Juez Presidenta del Tribunal Supremo de Puerto Rico, Maité Oronoz, una petición para efectuar un aumento salarial para toda la Rama Judicial. El argumento llevado por la Juez Presidenta para justificar el alza salarial es que son “los jueces peores pagados en los Estados Unidos”. Para poder entrar en contexto: actualmente el salario base para toda persona que entra a la Rama Judicial es de 60,000 dólares mientras que el salario promedio fluctúa entre los 90,000 a 110,000 dólares. De efectuarse el alza salarial, la Jueza Presidenta recibiría un alza de 58,000 dólares para cobrar anualmente un total de 184,000. El resto de los Jueces del Supremo devengaría una muy humilde cifra de 173,000 dólares mientras que los jueces del Tribunal de Apelaciones 145,000, los jueces superiores 120,000 y los municipales 90,000.
Entrando aún más en contexto, actualmente el promedio salarial de ingreso familiar en el país es no más de 25,000 dólares mientras que más del 60% de nuestra niñez vive bajo el nivel de pobreza. Es decir, en la actualidad, el salario mínimo de un juez es poco más del doble del salario promedio de una familia en el país. Suerte que son los peores pagados en el territorio. Quizás la vergüenza generalizada palpada en el país es que la petición surge en momentos donde la Junta de Control Fiscal, junto al Gobierno de turno, andan profundizando aún más los recortes hacia los sectores más vulnerables del país. Se palpa vergüenza, porque en momentos en donde se comprueba que el salario mínimo no da para vivir y nuestros viejos enfrentan recortes a sus pensiones, el máximo foro judicial pretende caprichosamente aumentar su salario en una lectura crasamente errónea nuestra realidad. Quizás, lejos de compararse con la clase togada de otros territorios estadounidenses, y en ánimos de enarbolar el principio de que solo se imparte justicia entendiendo el contexto en que se vive; deberían asemejar su realidad a la realidad de la gente común y corriente del país. Quizás, lo que ocurre es que esa realidad es intolerable para cualquier persona que, despierta, duerme y vive en nuestra isla.
Lo cual nos lleva a la segunda gran noticia de la noche: el acto de dignidad. Resulta que, mientras el Tribunal Supremo solicita un aumento salarial para sus jueces, alrededor de mil personas se congregaron en Calle Resistencia, frente a Fortaleza, exigiendo se defienda el presupuesto de la Universidad de Puerto Rico (UPR) y se garantice una educación pública, accesible y de calidad. Actualmente, la Junta de Control Fiscal y el Gobierno PNP pretende destruir lo poco que queda de la principal institución de educación universitaria en el país, galardonada recientemente como de las mejores de América Latina, para venderla a precio de pescado abombado como han hecho con tantos otros servicios y derechos. Con el recorte, queda claro que potencialmente se tendrán que cerrar varios Recintos y ya hay proyectos legislativos declarando la venta de alguno de ellos; como es el caso del Recinto de Ciencias Médicas. Mientras tanto, ya en el pasado se realizaron alzas de matrícula de más del doble del costo previo al 2018, eliminación de exenciones de matrícula y de plazas de profesores. En efecto, hoy por hoy la comunidad universitaria vive pagando más por menos servicios. Ante esta realidad, distintos sectores universitarios dijeron presentes ante su compromiso con la educación presente y futura del país. Simplemente no podemos pensar en un Puerto Rico del futuro sin la Universidad de Puerto Rico como pieza angular del mismo. Luego de una exitosa jornada, queda claro que ante cualquier vergüenza presenciada en la mañana este país se desbordó en borbotones de dignidad antes que cayera la noche. No cabe la menor duda que, considerando las injusticias que vivimos a diario, veremos más y más Dignidad definiendo esta Época Navideña.
10 de noviembre de 2019
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