Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
El pasado 16 de octubre se anunció la reapertura del Gobierno Federal tras el acuerdo alcanzado entre demócratas y republicanos en el Senado de Estados Unidos.
La situación se retrotrae a la discusión que debía llevar a cabo la Cámara de Representantes de Estados Unidos, que es la llamada a aprobar el presupuesto del gobierno federal. Este presupuesto, a diferencia de Puerto Rico, en que el año fiscal va del 1ro de julio al 30 de junio, es del 1ro de octubre al 30 de septiembre. De lo anterior se deduce que cada año, le corresponde tanto a demócratas como a republicanos en el Congreso de Estados Unidos, llegar a un acuerdo o consenso sobre el presupuesto operacional del gobierno federal.
Durante el año 2010 el Presidente Obama obtuvo un triunfo relativo sobre el Partido Republicano al lograr que demócratas y una parte de los republicanos aprobaran su Ley de Reforma en la Salud, la cual gran parte debería de entrar en vigor el pasado 1ro de octubre. Sin embargo, sectores afines al sector republicano que se oponía a la Reforma, en su afán por controvertir el alcance de la Ley, procedieron a impugnar la misma en los tribunales, prevaleciendo al final la constitucionalidad de la Ley. Se indica que desde su aprobación, los legisladores republicanos han votado 42 veces para rechazar la medida o limitarle los fondos que la harían viable. En el proceso de votación del presupuesto que se supone entrara en vigor el pasado 1ro de octubre, la mayoría republicana en el Congreso se negó a aprobar el presupuesto, si no se revertía la legislación, privando así de fondos al gobierno federal y en consecuencia, a la Reforma de Salud impulsada por el Presidente Obama.
La Reforma impulsada por Obama permitirá subsidiar a aquellos sectores más pobres de Estados Unidos que soliciten planes médicos, cubiertas para la atención preventiva, servicios médicos ambulatorios, servicios de emergencia y hospitalización, servicios de maternidad, neonatal, y pediátricos, servicios de salud mental, dental y oftalmológico, así como tratamiento en el caso de enfermedades crónicas, servicios de rehabilitación, laboratorios y farmacia. En consecuencia, los planes médicos deberán ofrecer tales cubiertas a los ciudadanos.
La falta de aprobación de un presupuesto trajo como consecuencia la privación de empleo e ingresos a no menos del 35% de los 2.1 millones de trabajadores del gobierno federal en las distintas jurisdicciones de Estados Unidos. Incluso en agencias tales como el Departamento de la Defensa, empleados civiles se vieron afectados. La consecuencia adicional que tuvo la no aprobación del presupuesto fue llevar al límite la capacidad del gobierno de Estados Unidos para pagar sus deudas con sus acreedores. Para el gobierno de Estados Unidos, aumentar el tope de su margen prestatario en estos momentos se ha convertido en una necesidad. La decisión de Estados Unidos de declarar una moratoria en el pago de sus obligaciones, de acuerdo con el Presidente Obama, tendría ¨un efecto profundamente desestabilizador¨ en la economía a escala global. De paso, también hizo un llamado a los republicanos a ¨no amenazar con incendiar la casa simplemente porque no logran salirse con la suya¨.
De acuerdo con Eric Holt-Giménez, en su artículo publicado por la Agencia Latinoamericana de Información (ALAI) bajo el título El cierre del Gobierno de Estados Unidos de América (EUA), Primera confrontación en la lucha por la reforma económica, ¨estos puñetazos partidarios son solo el inicio de una dolorosa lucha por la transición económica en EUA.¨ Indica que el régimen que en su día estableciera en Estados Unidos Ronald Reagan durante la década de 1980 sostenido en el neoliberalismo y la privatización ¨agoniza dolorosamente¨. Haciendo referencia al movimiento de extrema derecha dentro del Partido Republicano en Estados Unidos conocido como el Tea Party, el autor nos indica lo siguiente:
¨Parece que el Tea Party (organización política de extrema derecha), Noticias Fox y los hermanos Koch (billonarios que defienden el libre mercado) comprenden perfectamente este suceso histórico. Ellos consolidaron su poder político partidista manipulando el voto de los distritos y sacando ventaja del Partido Republicano. Actualmente influencian a la sociedad civil a través de la inundación propagandística, la seudo-ciencia y el activismo comunitario. Negar en este momento la Ley de Salud Asequible no es únicamente un espectáculo políticamente inteligente. El Tea Party representa a las élites provinciales ricas y educadas, a quienes algunos analistas llaman ¨the Newest Rigth´ (la derecha más nueva) de los llamados blancos del Sur. Ellos saben perfectamente bien que en la actual recesión, altos índices de desempleo, aplastante deuda estudiantil y profundización de las crisis alimentarias y de salud, si el sistema público e EUA logra, aunque sea una incipiente reforma en el sistema de salud, esto podría desatar la voluntad política para otro tipo de reformas federales progresistas, las cuales podrían socavar el menguante poder demográfico desde ´Derecha más nueva´. También podría sabotear su deseo por atraer hacia el Sur la ´inversión amistosa´ del capital global (léase: sin regulaciones).¨
El acuerdo alcanzado en el Senado el pasado 16 de octubre literalmente coloca en ¨baño de María¨, como solían decir nuestras abuelas cuando ablandaban granos, la situación inmediata. De hecho, se trata de un acuerdo temporal. El Plan prolongará el límite de la deuda federal hasta el 7 de febrero, manteniendo abierto y con recursos económicos el gobierno hasta el día 15 de enero de 2014. El acuerdo permite elevar el límite de la deuda a cerca de $17 trillones. De hecho, desde 1960 el techo de la deuda de Estados Unidos ha incrementado 78 veces sin que se haya producido una situación como la que en esta ocasión se anticipaba. Gran parte de la deuda acumulada de Estados Unidos se encuentra en las guerras que este país ha venido librando contra Iraq y Afganistán, así como sus intervenciones indirectas en otros conflictos como fue la campaña de la OTAN contra Libia, o la intervención encubierta de baja intensidad que actualmente desarrolla contra Siria, o el costo que ha representado todo el aparato de seguridad montado por Estados Unidos en su propio territorio tras el 11 de septiembre de 2001.
A pesar de que el líder de la Cámara de Representantes, John Boehner se expresó indicando que el plan propuesto no sería bloqueado, todavía en la Cámara existe resistencia por parte de legisladores republicanos a la aceptación del acuerdo alcanzado en el Senado. Se plantea la creación de un comité bipartita que trabaje en la búsqueda de un acuerdo final.
Todo lo ocurrido aparenta decirnos que en esta refriega, el ganador ha sido el Presidente Barack Obama. Lo cierto es que la postura republicana sufrió una erosión en la medida en que avanzaba el debate. De acuerdo con las encuestas, la pérdida de apoyo en el electorado estadounidense republicano fue muy alta. Esto plantea para los republicanos un desafío ya que durante el próximo año se producirán elecciones para elegir un nuevo Congreso y una tercera parte de los senadores. El desgaste provocado en la proyección pública del Partido Republicano, si se refleja en el contexto de estas elecciones, puede darle al Presidente Obama una eventual mayoría en el Congreso y en consecuencia, una consolidación demócrata en la Rama Ejecutiva y Legislativa, lo que sin dudas, también podría reflejarse en las gobernaciones de los estados.
Si bien esta no ha sido la primera vez que se ha producido un cierre en las operaciones del gobierno federal como resultado de un impasse en la aprobación de su presupuesto. Tampoco ha sido el más largo. Durante la presidencia de William J. Clinton en 1995, el gobierno federal cerró por espacio de 28 días. Igualmente, en abril de 2011 el gobierno federal también estuvo al borde de un cierre. El problema para Estados Unidos, o quizás la virtud de la situación para el resto del mundo, es que cada vez que este tipo de situación se produce, a escala global Estados Unidos pierde prestigio.
Como todo imperio en la historia, una vez llegado al clímax de su poderío y prestigio internacional, comienza una largo proceso descendente. En el camino nuevas fuerzas políticas y económicas asumen el liderato económico, comercial, político y militar, todo ello en medio de la resistencia de los viejos imperios a perder su hegemonía. Posiblemente, dentro del marco de lo ocurrido en esta ocasión con cierre del gobierno de Estados Unidos, se encuentre la semilla que más adelante, en su desarrollo, permita identificar en Estados Unidos la llegada como primera potencia mundial a su etapa de ocaso.
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