Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
¨Cuando no hay claridad sobre quienes son nuestros adversarios, corremos el riesgo de portarnos como ellos.¨ Frei Betto
En las elecciones efectuadas el pasado 5 de octubre de 2014 en Brasil, la presidenta Dilma Rousseff, candidata del Partido de los Trabajadores de Brasil, obtuvo la mayoría de los votos frente a sus principales opositores, el candidato del Partido Social Demócrata de Brasil, Aécio Neves y la candidata de por el Partido Socialista de Brasil, Marina Silva.
A pesar de haber obtenido el mayor número de votos en esta primera vuelta, Rousseff no pudo revalidar para la presidencia del país al no alcanzar la mayoría absoluta de los votos. Mientras Roussef obtuvo el 42% del electorado con más de 42 millones de votos a su favor; su más cercano opositor Aécio Neves obtuvo el 34% de los votos con casi 35 millones. La tercera candidata en votos, Marina Silva, quien fue parte del Partido del Trabajo que dirige Roussef entre los años 1980 a 2008, obtuvo 22 millones de votos, para un 21%.
La candidata ecologista del Partido Socialista, quien ocupó la posición de Ministra del Medio Ambiente bajo el gobierno Luiz Inácio ¨Lula¨ da Silva, se alejó del Partido del Trabajo. A juicio de algunos analistas de la política brasileña, en su evolución política una vez sale del PT, Marina Silva se ha ido moviendo a posiciones más conservadoras. De esta manera en estas elecciones se convirtió no solo en un polo opositor a las políticas del Partido del Trabajo de Brasil y el gobierno de Dilma Rousseff, sino que su discurso se asemejó su campaña a la del candidato neoliberal por el Partido Social Demócrata de Brasil, Aécio Neves. Así, mientras en el proceso de campaña Neves fue ganando el apoyo de los dueños de las comunicaciones en Brasil, de los fundamentalistas evangélicos, de los conservadores que se oponen a la ampliación de los derechos civiles y humanos en Brasil y a los defensores de la llamada ¨mano dura¨ en materia de seguridad ciudadana; la fuerza inicial atribuida a la candidatura de Marina Silva fue reduciéndose hasta quedar en una tercera posición.
De acuerdo con Gustavo Codas, en un artículo publicado por ALAI titulado Brasil: Dilma o Aécio del pasado 6 de octubre, Marina Silva se presentó al electorado de su país como ¨la nueva política, rechazando la ´vieja polarización´ PT vs. PSDB que, según ella, habría paralizado al país después de 20 años. Buscaba presentarse como una ´Tercera vía´ (ni PT ni PSDB) y expresión de las gigantescas protestas que sacudieron al país en 2013.¨ Señala el autor que en su empeño por establecer una perspectiva de su candidatura, su ¨imagen se deshizo en contradicción, bajo el bombardeo del PT y del PSDB que le cobraban facturas cada uno por su lado.¨
Antes de la elecciones, Frei Betto, sacerdote brasileño quien padeció prisión por su militancia política en Brasil y quien estuvo junto a Inacio Lula da Silva por muchos años en el proceso de fortalecimiento del Partido de los Trabajadores de Brasil aunque en algún punto del camino abandonó la organización, ha señalado en su libro La mosca azul: reflexión sobre el poder en Brasil, lo siguiente: que el Partido de los Trabajadores, ¨nacido de los movimientos sociales, al llegar al gobierno asumió la lógica del Estado¨, volviéndose un ¨partido de Gobierno, cuando debería haberse mantenido como partido de la sociedad junto al gobierno¨. No obstante tal valoración, el pasado mes de septiembre en un documento circulado en internet expuso 13 razones por las cuales se debería votar por la candidata del PT.
En su escrito Frei Betto enumeró los beneficios de las políticas sociales del gobierno de Rousseff y del PT, que redujeron en 12 años la pobreza de 36 millones de ciudadanos; la defensa de la soberanía del país ante el FMI y el Banco Mundial; los esfuerzos hechos en pro de la integración latinoamericana; la defensa y adhesión al derecho a la huelga y manifestaciones sin criminalizar las mismas; el desarrollo de una política de participación social e inversión en la educación; la disminución de la tasa de mortalidad infantil; los pasos dados en el aumento en el salario mínimo; el desarrollo de políticas que prohíben y castigan el trabajo semiesclavo en el campo; la lucha contra el narcotráfico, el contrabando; los controles inflacionarios y el crecimiento del PIB; por el ejercicio serio de la diplomacia; limitar la interferencia de los gigantes en las telecomunicaciones y el control sobre la comunicación digital; y finalmente, ¨por un Brasil mejor, a pesar de que el actual gobierno es contradictorio e incapaz de promover reformas estructurales y sancionar a los responsables de los crímenes de la dictadura militar.¨
Emir Sader, por su parte, en un artículo titulado Brasil, entre pasado y el futuro, publicado el pasado 6 de octubre de 2014 por ¨Other News: Información que el mercado elimina¨, indica que esta experiencia de una segunda vuelta electoral no es ajena a la experiencia reciente en el Brasil. De hecho, señala, se trata de un evento, que en el caso del PT, ocurre por cuarta vez. Señala que a juicio del histórico líder del PT, Luiz Inácio Lula da Silva, es preferible una segunda vuelta ¨porque el enfrenamiento entre dos propuestas queda más claro, se fortalece la democracia, además de que el elegido lo hace con más apoyo.¨ Si bien para el autor a la fecha de su escrito estaba en la confianza de que Marina Silva se volcaría en apoyo a Rousseff en la segunda vuelta; el portavoz de la Red Sustentabilidad, Walter Feldman, vinculado a la candidata Marina Silva, indicó tres días después el apoyo de la Red a Aécio Neves. Al hacerlo indicó: ¨La síntesis es que el cambio lo simboliza hoy el voto a Aécio, en blanco o nulo. Serían las tres posiciones que la Red considera adecuadas al proceso de cambio que Brasil necesita.¨
Se indica que la excandidata a la Presidencia ha condicionado su apoyo a Aécio a tres puntos: que se ponga límites a la reelección de incumbentes en la presidencia; que se mantengan los avances alcanzados en la pasada década en asuntos sociales; y el desarrollo de políticas de sustentabilidad y protección del medio ambiente. Estas demandas, sin embargo, no necesariamente son susceptibles de implantación bajo un programa de gobierno que promueve sostiene el desarrollo de políticas neoliberales. De hecho, si para Rousseff como presidenta electa para un nuevo término las demandas relacionadas con las conquistas sociales, sustentabilidad y protección del medio ambiente serán difíciles de promover con una legislatura donde los sectores neoliberales han logrado avances significativos, es de imaginar lo que esos mismos sectores podrán hacer y estarán dispuestos a hacer con un gobierno socialdemócrata bajo la presidencia de Neves,
Algunos sondeos de opinión indican que el apoyo a Neves por parte del Partido Socialista no es un monolítico. No obstante, de esos 22 millones de votantes que obtuvo la candidata Marina Silva, hay encuestas que estiman que Neves podría arrastrar en su apoyo al menos al 60% de esos votos, lo que coloca en un margen muy cerrado la segunda vuelta convocada para el 26 de octubre de este mes.
En otra publicación de ALAI del 7 de octubre de 2014, bajo el título de Brasil: ¡Derrotar a la derecha no admite vacilación!, se señala que las posibilidades de Rousseff estarán en la capacidad de movilización que logren sus seguidores en desarrollar con ¨el trabajo voluntario, de casa en casa, en las calles, como los mejores momentos en la historia del PT¨. Así las cosas, indica el artículo que ¨dependerá mucha más de la osadía para profundizar el programa de cambios, dejando claro para la juventud trabajadora y la militancia popular su compromiso y voluntad concreta para hacer frente a los complejos desafíos de los cambios sociales.¨ Haciendo un llamado a derrotar el regreso del neoliberalismo a la conducción del país, el artículo llama a abandonar el sectarismo, indicando que el ¨silencio en un momento tan decisivo o esconderse… es un grave error político.¨
La velocidad con la que se han ido desarrollando los cambios económicos y sociales en Brasil en los pasados años no necesariamente ha sido con la velocidad que muchos brasileños esperaban o desearían. Esos cambios, sin embargo, aún con la ausencia de transformaciones en sectores en los cuales se había depositado a esperanza en que se producirían los mismos a corto plazo, están ahí para ser constatados. Es difícil para uno imaginar las difíciles circunstancias en que las transformaciones radicales pueden ser llevadas a cabo en un país tan grande, con tantas contradicciones internas, con tantas asimetrías en su desarrollo, con tanta pobreza y riqueza chocando a la misma vez y con tanta fuerza en sus clases dominantes. Un proyecto de cambio y transformación revolucionaria en un país como Brasil, bajo las actuales circunstancias, es un proyecto de varias generaciones no un proyecto que pueda formularse y ejecutarse con un mero golpe de timón.
Transitando en tan poco tiempo desde una sangrienta dictadura, todavía el marco democrático burgués en Brasil sigue siendo muy frágil. Los sectores oligárquicos del Brasil no han renunciado, ni se proponen hacerlo ahora, a su propósito de revertir las pequeñas pero a la vez sustanciales modificaciones hechas por el PT a lo largo de sus gobiernos y que han traído como resultado cambios sustanciales desde el punto de vista del mejoramiento de las condiciones materiales de vida de importantes sectores populares.
La oligarquía brasileña junto con el capital transnacional, tienen aún la organización, el poder económico y los vínculos necesarios para crear en la sociedad brasileña un punto de inflexión desde donde el modelo democrático burgués pueda explosionar, o al menos, quebrarse o fracturarse. La respuesta política y social desde la perspectiva de los sectores populares debe ser la de continuar avanzando evitando en sus acciones crear condiciones para el regreso al pasado militar o neoliberal.
En el libro citado, Frei Betto indica que en ¨la actual coyuntura latinoamericana está descartada la estrategia liberadora centrada en la propuesta de asalto al Estado.¨ Nos indica, también, que la ¨izquierda debe dejar en el museo de los grandes conceptos equivocados, el determinismo histórico que pregona el derrumbe inevitable del capitalismo¨. Indicando que Lenin, quien identificó en su extraordinario texto sobre el tema de las transformaciones del capitalismo, que el imperialismo era la última fase del capitalismo, no imaginó que ¨después vendrían el neoliberalismo y la globalización.¨ Insiste en señalar que lo que traerá abajo al capitalismo no será lo algunos definen como sus ¨contradicciones internas¨, sino la ideología ¨como resultado de la saturación de la voluntad humana ante la miseria, la desigualdad la opresión.¨ En consecuencia, sugiere el fraile, la lucha en el terreno ideológico adquiere una nueva dimensión, no solo desde fuera de las instancias de poder político, sino también, desde los espacios de poder político de los cuales se participa, incluyendo el poder obtenido a través de procesos electorales como los que acontecen hoy en Brasil.
Me parece, después de todo, examinando el alegado apoyo planteado apoyo por las estructuras de Marina Silva al candidato neoliberal del Partido Socialdemócrata de Brasil, Aécio Neves, si la premisa fuera correcta, que Frei Betto tenía razón cuando indicaba, en relación al porqué votar por Dilma Rousseff en estas elecciones: ¨temo el retroceso y, en esta coyuntura, no cambio lo conocido por lo desconocido.¨
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