Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
Quedó prácticamente atrás el flujo de noticias y videos en los cuales se presentaban continuamente los actos de barbarie cometidos por el Estado Islámico, (ISIS por sus siglas en inglés), consistentes en decapitaciones de periodistas occidentales, cristianos coptos o sencillamente opositores políticos y religiosos.
Del Al Qaeda tan de moda en los medios de comunicación a partir de los ataques contra las Torres Gemelas, el nombre sencillamente ha pasado a un segundo plano, retomando el mismo sólo cuando nos referimos al Boko Haram en Nigeria. Es como si nos enfrentáramos a un nuevo rompecabezas en torno a la violencia sectaria, política y religiosa dentro de una lucha que se nos presenta como un conflicto entre el Islam y Occidente.
Para personas que se limitan a leer los diarios, y en la mayoría de los casos, a escuchar qué dicen aquellos que leen los diarios mediante otros medios de comunicación, no existen distinciones entre organizaciones como Al Qaeda, el Estado Islámico de Iraq y Levante, el Frente Al Nusra, Boko Haram, el Ejército Libre Sirio y otras tantas agrupaciones de combatientes musulmanes que hoy se enfrentan militarmente en diferentes regiones del planeta; como mucho menos entre musulmanes chitas, sunís, alauitas, etc., en lo relacionado con el ejercicio de la fe musulmana.
En los pasados meses, a la par que se desarrollan los sucesos en el Medio Oriente, particularmente aquellos de carácter militar en países como Siria e Iraq, conflictos estos que también involucran de alguna manera particular otros países como Turquía, Israel, Líbano, Jordania, Arabia Saudita, Yemen, Qatar, los Emiratos Árabes Unidos y sus aliados occidentales de la OTAN; o aliados de otra naturaleza como la Federación Rusa y la República Islámica de Irán, han aparecido algunos artículos de necesaria lectura para comprender el desarrollo de los sucesos en estas regiones.
Uno de estos artículos aparece en la versión electrónica de Foreign Affairs correspondiente a marzo-abril de 2015 bajo la firma de Audrey Kurth Cronin con el título ISIS is not a Terrorist Group. El título utilizado llama de inmediato la atención luego de haber estado todos nosotros bombardeados constantemente de propaganda en sentido contrario, propaganda que denuncia a ISIS como uno de las más abominables organizaciones terrorista del Siglo XXI. De hecho, el artículo proporciona un análisis dirigido a que el lector pueda distinguir entre lo que es ISIS y lo que es Al Qaeda. Indica el autor que si bien en el plano ideológico, retórico y en los objetivos perseguidos a largo plazo entre ISIS y Al Qaeda no existen diferencias fundamentales, al extremo que ambos grupos fueron en un momento aliados, ciertamente no son iguales. Para el autor, ISIS constituye una ¨amenaza jihadista post Al Qaeda¨.
Según Cronin, las células y redes fundadas por Al Qaeda compuestas por docenas o cientos de miembros, atacan civiles pero no mantienen espacios territoriales, evitando confrontar directamente fuerzas militares contrarias. ISIS por el contrario, opera con miles de combatientes, desplazando con ellos la ocupación de amplias extensiones de territorio en Siria e Iraq, con amplias líneas de comunicaciones, con amplia capacidad militar, desarrollo de infraestructura, autofinanciamiento e involucramiento en amplias y complejas operaciones militares. Mientras Al Qaeda se considera a sí misma la avanzada a escala mundial de un movimiento islámico, ISIS procura establecer, a juicio del autor, un Estado islámico puro bajo el territorio que controla en el Medio Oriente. No distinguir estas diferencias conduce al error de creer que las estrategias ya ensayadas contra Al Qaeda en otros escenarios, serán igualmente aplicables en el manejo de ISIS.
El origen de ISIS, según se describe, se encuentra a raíz de la invasión de Estados Unidos a Iraq en el año 2003, cuando un grupo de combatientes sunís intentaron, mediante el ataque a los sectores chiitas en dicho país, fomentar una guerra civil interna. En ese momento la organización de Al Qaeda en Iraq la dirigía Abu Musab al-Zarqawi, muerto en un ataque aéreo de Estados Unidos en el año 2006. Esta organización, que estuvo a punto de desaparecer, se rearticuló en las prisiones mantenidas por Estados Unidos en Iraq, de donde se forman las primeras redes, convirtiéndose Abu Back-al Baghdadi en su nuevo dirigente, proclamándose a su vez califa del nuevo Estado Islámico. Otras fuentes señalan también la adhesión a ISIS de algunos de los exprisioneros liberados de la prisión que aún mantiene Estados Unidos en Guantánamo.
Como parte de los esfuerzos de Estados Unidos y Occidente por derrocar el gobierno de Siria, el conflicto inicial se transforma a partir de 2011 en una guerra civil. La falta de estabilidad política del gobierno permitió en la porción oriental del país la incursión de las fuerzas de la organización de al-Baghdadi ocupando grandes extensiones de territorio sirio, las cuales junto a zonas de Iraq controladas por los sunís, permitieron proclamar la existencia del Estado Islámico de Iraq y Levante (EIIL). El avance militar del EIIL (por sus siglas en ingles de ISIS) sobre el frágil gobierno de Iraq y la captura de la ciudades de Fallujah y Ramadi en enero de 2014, colocó en jaque al gobierno que Estados Unidos había dejado instalado en Iraq. Para entonces, ISIS contaba con aproximadamente 15 mil combatientes provenientes de 80 países.
De acuerdo a fuentes de inteligencia, a diferencia de las células de Al Qaeda que operan en localidades remotas o clandestinas, lo que hace más efectiva la utilización de los llamados aviones no tripulados (¨drones¨); los combatientes de ISIS se integran y se confunden en las ciudades con la población civil. ISIS tiene una organización político-territorial donde opera consistente en una estructura militar central del Califato, que establece dos responsables de las operaciones militares, uno en Siria y otro en Iraq y un equipo de 12 civiles responsables de los aspectos de gobierno del califato, uno para cada región bajo su control. Habiendo obtenido el control del 60% de la capacidad de producción de petróleo de Iraq y de Siria, ISIS genera ganancias estimadas entre $1 y $3 millones diarios, a lo que se suman millones de dólares obtenidos de los bancos en los territorios bajo su control, oro y otros metales preciosos, a los que se suman importantes cantidades de dinero provenientes de la venta de piezas arqueológicas en el mercado negro.
Finalmente el autor indica que gran parte de la capacidad militar desplegada por ISIS proviene de la experiencia de más de una década, en la cual Estados Unidos ha venido entrenando combatientes para que enfrenten regímenes con los cuales Estados Unidos y otros países europeos promueven conflictos con el propósito de derrocar tales gobiernos y que hoy le han dado la espalda a Occidente, integrándose como combatientes del Califato que ISIS se propone fundar en el Medio Oriente.
Otro artículo no menos importante es el que aparece en las redes sociales bajo la firma de María Lekant e Iván Sérbinov, publicado por Russia Today, titulado La plaga del siglo XXI: Todo sobre el Estado Islámico. Aquí los autores señalan que la historia del Estado Islámico se remonta al año 2004 cuando nace como parte de Al Qaeda con el nombre de Yama´at al-Tawhid wal-Yihad (Comunidad del Monoteísmo y la Yihad), formado por Abu Musab al Zarqawi a raíz de la invasión de Estados Unidos a Iraq. Indican que en el años 2004 se unió a Al Qaeda pasando a llamarse Al Qaeda en Iraq, y luego, en 2006, como Consejo de los Muyahidines, y más tarde ese mismo año, como Dawlat al-Iraq al-Islamiyya (Estados Islámico de Iraq).
De acuerdo con los autores, en 2011 uno de sus integrantes, Abu Mohamad Al-Golani, fundó en Siria el Frente Al-Nusra, convirtiéndose así en el principal actor contra el gobierno constitucional sirio. A partir de abril de 2013 el desarrollo de la organización en ambos territorios pasaría a llamarse Estado Islámico de Iraq y Levante o como se conoce por sus siglas en inglés, el ISIS. Diferencias entre Al Qaeda e ISIS por sus estilos y actividades violentas llevan a la ruptura entre ambas organizaciones. En el año 2014, para eliminar la referencia geográfica, ISIS pasa a llamarse ¨Califato islámico¨, proclamándose ¨califa¨ a su dirigente, Abu Bakr al Baghdadi.
De hecho, Joachim Hagopian, en el escrito titulado Will the US- Created ISIS Attack American on US Soil?, publicado por la página electrónica de ¨Global Research¨, indica que de acuerdo con un Comandante militar estadounidense de la prisión en la cual se encontraba Abu Bakr al- Baghdadi, el Coronel Kenneth King, éste a su salida de prisión en 2009 le señaló: ¨Muchachos, los veo en Nueva York¨ (¨I´ll see you guys in New York¨).
Un califato es un término que corresponde, según el Diccionario de la Lengua Española, al territorio gobernado por un califa. Este a su vez, constituye el ¨[T]ítulo de los príncipes sarracenos que, como sucesores de Mahoma, ejercieron la suprema potestad religiosa y civil en Asia.¨ El último califato existente en la región proviene del imperio otomano, un califato suní, el cual existió desde 1517 hasta 1924 y fuera abolido por Turquía mediante la reforma constitucional llevada a cabo en 1926 estableciendo un gobierno secular.
Previo a 1916, Iraq en lo que hoy constituye Iraq, existían tres provincias semi independientes, consistente en Bagdad donde residían musulmanes árabes, principalmente de la corriente suní dentro la fe islámica; Mosul donde hoy se concentra la población kurda de Iraq; y Basra, colindante con la República Islámica de Irán, poblada mayormente por musulmanes que profesan la corriente chiita dentro del Islam. Si examinamos el espacio geográfico donde se asienta hoy en ISIS dentro de Iraq, encontraremos que se trata precisamente de aquella región semiindependiente conocida antes de 1916 como Bagdad. El Estado moderno de Iraq, como hoy lo conocemos, es una criatura del Imperio Inglés de 1921 donde al retirarse el Imperio del territorio, dejó establecido una monarquía suní. Fueron los ingleses y los suní dejados a la cabeza del Estado de Iraq quienes reprimieron el movimiento de independencia de la región kurda, y más adelante, el gobierno suní en Iraq durante y después del Golpe de Estado dado a la monarquía en 1958 y establecimiento del gobierno por el Partido Baath más adelante en 1968 hasta el derrocamiento de Saddam Hussein tras la intervención de Occidente en el año 2003.
En el caso de Siria, a pesar de que el Presidente del país profesa la fe islámica desde la corriente alauita, que constituye una especie de sincretismo religioso donde se incorporan características del islam y elementos cristianos, la porción oriental del país, hoy en alguna medida controlada por ISIS, forma parte de la región donde pretende asentarse el nuevo califato.
Como califato, ISIS ha desarrollado su propia moneda; desarrollado campos de entrenamiento, convirtiendo a sus voluntarios en unidades de batalla estructuradas; ejerce su jurisdicción administrativa en el territorio que ocupa, desarrollando allí, dentro de lo que es su concepción sobre el Estado, un gobierno confesional de corriente suní sujeto a su interpretación en torno a las leyes del Islam; es decir, ISIS formula la concepción en torno al desarrollo de un Estado Teocrático en el territorio que ocupa.
Como parte de la visión fundamentalista que promueve ISIS en los territorios donde ha establecido el llamado califato, al menos 2,500 iglesias, mezquitas y monumentos históricos han sido destruidos, monumentos que corresponden a civilizaciones que existieron miles de años atrás en estos territorios y que forman parte del patrimonio histórico de la humanidad, sencillamente con explosivos, destruidos con máquinas de equipo pesado y hasta con martillos y marrones. ISIS ha hecho un llamado a los musulmanes del mundo a que emigren hacia el califato para desde allí extender la influencia del islam a todos lugares. Se estima que durante el pasado mes de enero al menos 100 estadounidenses han viajado al califato para integrarse como combatientes, sumándose a unos 4 mil que ya lo han hecho.
Otras fuentes consultadas expresan su consternación en torno a cómo, mientras la llamada coalición que encabeza Estados Unidos lleva a cabo constantes ataques aéreos contra objetivos en dicho califato; parte de dicha coalición, como es el caso de Turquía, desarrolla una abierta represión contra los combatientes kurdos que mantienen hoy día una lucha abierta y sangrienta contra ISIS en el norte de Iraq y Siria. Ciertamente, no había que esperar al desarrollo de ISIS para señalar y denunciar la abierta represión de Turquía contra la población kurda que vive en la porción sur de su territorio.
El Kurdistán es una nación que carece de un Estado nacional. Destruido el Estado por las potencias imperialistas, los kurdos quedaron distribuidos entre Turquía, Siria, Iraq y una pequeña porción de Armenia. Desde entonces, los kurdos han forcejeado en cada uno de estos países por alcanzar formas diferentes de soberanía, que van desde el reclamo del derecho a formar un Estado nacional independiente hasta la autonomía regional en otros. De ahí que pueda entenderse el porqué, con el silencio cómplice de Estados Unidos y la Unión Europea, Turquía ataca y agrede a un aliado en la lucha contra ISIS.
Resulta también incomprensible qué Israel provea en estos momentos cuidado y apoyo logístico a combatientes heridos de ISIS dentro de las Alturas del Golán. Este territorio que pertenece a Siria fue ocupado por Israel tras la Guerra de 1967. Con su apoyo a ISIS, Israel persigue evitar que Irán, que no es árabe sino persa, pero que desde el punto de vista de la fe del Islam no es suní sino chiita, continúe ejerciendo influencia sobre Siria e Iraq en su lucha contra el Estado Islámico. Debilitar ambos Estados es una manera de debilitar a Irán en la región. Es como si para Israel, Estados Unidos, Turquía y la Unión Europea, la expresión ¨el enemigo de mi enemigo es mi amigo¨, fuera una verdad escrita en piedra.
En la lucha contra ISIS participa en estos momentos no solo los gobiernos de Siria e Iraq, sino que a la misma se suma, en Siria, Hezbollah, una brigada palestina y los kurdos del Partido Comunista del Kurdistán. En Iraq por su parte, además de los combatientes kurdos del norte del país que junto con los chiitas forman parte del gobierno, también combaten voluntarios de la Guardia Republicana de la República Islámica de Irán. Mientras Estados Unidos y la coalición que encabeza proveen armamento al gobierno de Iraq, la Federación Rusa y la República Islámica de Irán hacen lo propio con Siria.
Para nosotros descifrar esta telaraña político-religiosa no es tarea sencilla. En ella convergen múltiples elementos relacionados con la geopolítica de la región y las esferas de influencia que cada actor delinea desde el punto de vista de sus intereses particulares, donde no necesariamente la solidaridad sea el único motivo. Ahora bien, una mirada a las partes involucradas en el conflicto, así como aquellas que desde diferentes aproximaciones intervienen en el mismo, nos da también una idea clara de los peligros que para la humanidad entraña la agudización de estos conflictos.
Ciertamente, los intereses de las grandes potencias, de grandes bloques militares y del gran capital son los que están detrás de cada uno de estos escenarios. Todavía en esta región no está dicha la última palabra.
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