Escrito por Alejandro Torres Rivera / MINH
Durante los días 12 al 14 de febrero, se llevó a cabo en Baviera, Alemania, la Conferencia de Seguridad de Múnich donde asuntos relacionados con la seguridad y la defensa mundial fueron abordados por cerca de cuarenta países.
El tema que mayor atención captó fue la situación en Siria, a pesar que temas como la situación de Ucrania, el balance armamentista y la situación de los refugiados también fueron temas de discusión.
En su discurso ante el pleno de la conferencia, Dimitri Medvedev, Primer Ministro de la Federación Rusa, indicó, tras afirmar la posición de su país de que es necesario preservar a la República Árabe Siria como un Estado unitario y prevenir su disolución por consideraciones denominativas, ¨que el mundo no era capaz de sobrevivir otra Libia, Yemen o Afganistán¨, en referencia a importantes conflictos provocados por Estados Unidos y sus aliados en las pasadas décadas. Refiriéndose a éstos, señaló que ¨las consecuencias de estos escenarios serán catastróficos para el Medio Oriente.¨ En referencia al conflicto en Siria afirmó que no deben haber condiciones previas para el desarrollo de conversaciones que lleven a un acuerdo entre el gobierno y la oposición, a la par que rechazó una intervención en tierra de actores ajenos y externos al conflicto.
Mientras discurrían las discusiones en esta conferencia, sin embargo, el Canciller de Arabia Saudita, Adel al-Yubeir, se expresaba indicando que el presidente sirio, Bashar al-Assad era un presidente ¨débil, está acabado y dejará su cargo¨. Afirmando que no tenía duda de ello, se informó el desarrollo de un ejercicio militar bajo el nombre de ¨Trueno del Norte¨ del cual participan cerca de 150 mil efectivos de Arabia Saudita, Jordania, Egipto, algunos países y monarquías de la península arábica y Sudán, consistente en maniobras terrestres, marítimas y aéreas. Tal ejercicio se visualiza como un entrenamiento conjunto para una eventual intervención directa de tales países dentro del conflicto sirio dirigido al derrocamiento del gobierno de Bashar al-Assad, lo que en definitiva fortalecería según su perspectiva la posición de la oposición en Siria, incluyendo claro está a ISIS. Es importante señalar que este ejercicio militar se produce en momentos en que el Ejército sirio ha logrado, con el apoyo de la aviación y fuerzas armadas rusas, milicias de Hezbolah y voluntarios iraníes provenientes de la Guardia Revolucionaria, importantes avances contra ISIS y el Frente Al Nusra en suelo sirio, logrando incluso la recuperación de importantes lugares estratégicos y ciudades como Alepo.
Sobre el particular, el Secretario del Consejo de Discernimiento de la República Islámica de Irán advirtió de ¨una guerra regional de gran amplitud si Arabia Saudita decidiera enviar tropas saudíes a Siria.¨ Señaló, además, que una situación de esta naturaleza propiciaría un enfrentamiento entre Rusia y Estados Unidos.
Para la Federación Rusa, sin embargo, sería intolerable que tal situación ocurriera. Como indica el Primer Ministro ruso, el fracaso en el proceso de normalización de la situación en Siria y otras áreas de conflicto, permitiría la ampliación del terrorismo a todo el mundo. El terrorismo, indica Medvedev, ¨es un problema de la civilización.¨
Comentando el desarrollo de esta conferencia de Múnich, Enrique Muñoz Gamarra, en un artículo titulado Nuevo Sistema Internacional exige que EEUU retroceda en Siria, presenta cómo a partir de 2010, el sistema unipolar que emergió con el final de la Guerra Fría y el desmembramiento de la Unión Soviética, hoy vuelve a tornarse en una correlación de fuerzas multipolar. Indica Muñoz Gamarra que mientras se desarrollaban en Múnich las conversaciones en torno a la seguridad y defensa mundial, el Secretario de la Defensa de Estados Unidos, Ashton Carter, y el Ministro de Defensa de Arabia Saudita Mohammed bin-Salman, se reunían para contener la ofensiva militar siria contra las fuerzas de la oposición. Señala también cómo mientras se habla de distensión, la OTAN enviaba el 12 de febrero de 2016 al puerto de Batumi en Adjaria, localizado en la ex república soviética de Georgia cuatro buques pertenecientes a las fuerzas navales de Estados Unidos.
Señala también el autor, que mientras en Múnich se hablaba del tema de la seguridad y la defensa, John Kerry, Secretario de Estado de Estados Unidos advertía el día 12 de febrero que ¨si el régimen de Al Assad no cumple con sus responsabilidades y si los iraníes y los rusos no cumplen sus promesas, ejerceremos una mayor presión sobre ellos.¨
Mientras tales acontecimientos se desarrollan, lo cierto es que ambos países, Estados Unidos y la Federación Rusa, han ido posicionándose de cara a una nueva Guerra Fría. Indica Muñoz Gamarra que desde el pasado año ambos países, abiertamente, han ido colocando buques de espionaje frente a sus costas, en el caso de Estados Unidos con los llamados ¨buques oceanográficos¨, hecho este que funcionarios del Pentágono a condición de anonimato, por ejemplo, han admitido a la cadena de noticia Fox News. También menciona el traslado, desde el 15 de septiembre de 2015 a la base de la Fuerza Aérea de Büchel, Alemania, de 20 bombas nucleares tipo B61. Indica, también que en septiembre de 2015 Estados Unidos ha hecho lanzamientos de prueba de misiles balísticos con un alcance de 6, 700 kilómetros (desde la base de Vanderberg, Los Ángeles hasta Islas Marshall) de tipo Minuteman 3; mientras en octubre realizó pruebas con un nuevo avión de combate modernizado tipo F-16V, así como pruebas de su sistema antibalístico desplegado en el Atlántico, mediante misiles lanzados desde Hébridas en Escocia e interceptado por el destructor USS Rose. En febrero de 2016 la OTAN desplazó hacia el Mar Negro cinco buques para colaborar con Grecia y Turquía.
Mientras esto ocurre, la Federación Rusa, dicho país ha emplazado en Siria misiles SSN-30 tipo Kalibr de largo alcance (de los cuales 26 fueron lanzados desde el Mar Caspio hacia objetivos localizados a 1,500 kms. en Siria), misiles antibuque Onix 3M55 y misiles cruceros anti submarinos 91RT y de gran alcance como el 3M54 contra objetivos en tierra. También en Siria, la Federación Rusa ha desplegado sistemas de interferencia o bloqueo de radares, misiles S-300 para el derribo de aviones; sistemas de intercepción de comunicaciones de largo alcance; sistemas de posicionamiento y navegación GLONASS y modernos aviones de combate, incluyendo aviones A-50 interceptores y aviones con misiles aire-aire, entre otras modalidades de armamentos. Igualmente la Federación Rusa ha reforzado sus efectivos militares en la frontera oeste y sur de su territorio. Todo ello apunta a un incremento en niveles de preparación militar, no solo para atender situaciones presentes, sino de manera preventiva, para atender escenarios futuros.
Ciertamente, en todo este entramado, se encuentran en juego intereses nacionales particulares, como es la situación interna que enfrenta el gobierno constitucional de Bashar al- Assad en Siria ante el conflicto promovido por Occidente a través de la llamada oposición siria, a la cual se suman organizaciones terroristas y mercenarias como el Frente Al Nusra (Al Qaeda en Siria) y el Estado Islámico de Iraq y Levante (ISIS); pero también se encuentran en discusión las políticas hegemónicas y de control de zonas de influencia, que también inciden en aristas relacionadas con la defensa militar entre unas potencias imperiales y otras, como es en la geopolítica de la región, la importancia que tiene para Estados Unidos, la OTAN, la Federación Rusa, e incluso para potencias regionales como Israel, Arabia Saudita, la República Islámica de Irán y Turquía, el desenlace de la situación en Siria e Iraq.
En un discurso pronunciado por Vladimir Putin en octubre del pasado año, el presidente ruso expuso su preocupación sobre los miles de combatientes del Estado Islámico que provienen de algunas de las ex repúblicas de la Unión Soviética y otras regiones de la Federación Rusa que hoy combaten en Siria e Iraq a favor del nuevo califato establecido por ISIS. Así las cosas, la preocupación que expresa Putin con relación a esos combatientes provenientes de Rusia, es la misma que expresa el gobierno chino ante el hecho de que se estima en más de 3,500 integrantes de la minoría étnica uigur que combaten junto al Estado Islámico en Medio Oriente. Se trata a juicio de Putin, de combatientes que una vez fogueados en combate en Siria e Iraq, regresarán eventualmente a sus lugares de origen donde continuarán su guerra, esta vez contra el gobierno ruso. Por eso la Federación Rusa se plantea aprovechar el respaldo al gobierno sirio cortando de raíz las posibilidades del Estado Islámico y sus combatientes en la región en sus intentos de ampliar su influencia.
Este mismo señalamiento fue reiterado por Medvedev en su reciente discurso en Múnich cuando señala que los terroristas hoy ¨desafían las fronteras estatales¨. Señaló, además, que ¨los terroristas y extremistas están tratando de esparcir su influencia no sólo a través del Medio Oriente y el Norte de África, sino también en toda Asia Central¨, algo que va a la médula de la seguridad interna de la Federación Rusa.
Un factor que es necesario traer a la discusión es la diferencia de la naturaleza en la intervención de la Estados Unidos y la OTAN en países como Libia y la propia República Árabe Siria, mediante políticas claramente violatorias de la soberanía nacional de estos Estados y cómo se ha producido la intervención rusa en el marco del conflicto sirio. Lo cierto es que más allá del debate de si responde o no al interés geopolítico de la Federación Rusa la estabilidad de un gobierno sirio con los sirios que afirmen su independencia nacional y su soberanía con relación a Estados Unidos y la OTAN, la intervención directa de Rusia en el conflicto sirio no ha sido impuesta por la fuerza de las armas sobre el gobierno sirio, sino que ha sido producto de un acuerdo de colaboración a partir de sus necesidades, entre el gobierno sirio y la Federación Rusa a partir de acuerdos de seguridad entre ambos países. En ese sentido, a diferencia de lo ocurrido en Libia, en Siria la participación rusa en el conflicto no ha violentado la legalidad internacional.
Noticias recibidas de los diferentes frentes de guerra demuestran que si bien la destrucción y los efectos de la guerra han causado en el pueblo sirio daños materiales y espirituales extraordinarios donde por ejemplo, se indica ya la muerte de un cuarto de millón de ciudadanos en cinco años de conflicto, el desplazamiento de más de 9 millones de personas dentro de su territorio y cerca 5 millones de refugiados fuera del país en una población antes del conflicto de unos 19 millones de personas; las fuerzas armadas sirias y sus aliados han logrado importantes avances que le colocan hoy, no en una defensiva estratégica, sino en una ofensiva estratégica sobre sus enemigos.
Está aún latente la posibilidad de una ampliación del conflicto con la entrada al mismo de países árabes encabezados por Arabia Saudita desde su frente sur, o como Turquía desde el norte, los cuales con el apoyo de ISIS y el Frente Al Nusra con el apoyo de Israel se empecinen en continuar su agresión contra Siria y a la larga fuercen un conflicto regional de dimensiones mayores. Esperamos que ese no sea el desenlace para el pueblo sirio, para los pueblos de la región y para la Humanidad toda.
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