Escrito por Alejandro Torres Rivera / Presidente CAAPR
El exdirector del FBI, James Comey, compareció ante la Comisión de Inteligencia del Senado de Estados Unidos que investiga los vínculos del gobierno ruso con el Presidente Trump y las elecciones en ese país. A pesar de que el testimonio de Comey, revela la preocupación del Presidente con la investigación que la agencia federal estaba realizando sobre el vínculo del gobierno ruso con las elecciones presidenciales, aún es muy temprano para saber a ciencia cierta si hay prueba directa que active un procedimiento de residenciamiento contra el Presidente.
Sin embargo, lo anterior coloca al gobierno y al pueblo norteamericano en un estado de inestabilidad que afecta negativamente la economía de ese país, que apenas sale de la crisis del 2008. Y como sabemos cualquier detrimento en la economía norteamericana afecta irremediablemente a Puerto Rico debido a la relación colonial con Estados Unidos. En ese contexto estamos atados a la suerte de la metrópolis y a los desmanes de una administración presidencial acéfala e incoherente.
Por otro lado, hay que ver cuál es el resultado de la investigación que está realizando, Robert Mueller, exdirector del FBI, quien fuera nombrado por el Departamento de Justicia como special counsel. Empero, aún es muy prematuro para compararlo con el caso de Nixon, más aún cuando en el caso de este último la controversia surgió en su segundo término como presidente. No obstante, en el caso de Trump, quien desde su juramentación no se ve muy motivado a ejercer su cargo con el ímpetu que este requiere, puede ser una salida fácil para dejarle la presidencia a Mike Pence; a no ser claro está, que la información recopilada en ambas investigaciones también se le vincule con la trama ruso-americano.
En cuanto a la relación política entre Puerto Rico y Estados Unidos, ya hemos visto que la política pública norteamericana trasciende administraciones y partidos, como se pudo ver con la aprobación de PROMESA. En ese sentido, cualquier cambio de administración presidencial no sería significativo para variar esa política pública, que es ejercida al unísono tanto por demócratas como por republicanos. En cuanto a otros asuntos, como asignación de fondos y recursos a Puerto Rico, hay que tener en cuenta que Pence también es un republicano de línea dura y sumamente conservador. En ese aspecto, entiendo que será la misma política establecida por Trump hacia Puerto Rico, que básicamente es ignorar a la colonia, en especial a la facción política local que favorece la estadidad para el país. (endi.com)
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