Escrito por Héctor L. Pesquera Sevillano
Ante las expresiones de preocupación de las organizaciones magisteriales la falta de nombramiento de miles de maestros, del deterioro de la planta física de cientos de escuelas, la falta de directores escolares y de materiales escolares, en fin, ante el caótico comienzo de clases en el sistema de educación pública, el Gobernador dijo que el país estaba “harto” de huelgas y piquetes.
Pues sepa Fortuño que lo que le espera en el resto del cuatrienio es una indigestión, porque de lo que está el pueblo verdaderamente harto es de la mediocridad de su gestión administrativa, de la mentira para ocultar su incapacidad y de la medicina amarga que nos atosigó a todos los puertorriqueños.
Los efectos de la Ley 7 ya se sienten en todos los rincones del país. Los 30,000 despidos ejecutados por el gobierno ya se reflejan claramente en el deterioro galopante de los servicios al pueblo. Escuelas sin conserjes y maestros, Colecturías con interminables filas, trabajadores gubernamentales sobrecargados y malhumorados, hostilidad en las agencias gubernamentales, enfermeras despedidas en Centro Médico, lo que ha causado un disloque en la unidad de Cuidado Pediátrico de esa institución y siga y sume. Estamos presenciando el colapso de la gestión gubernamental y del andamiaje colonial.
Ante este descalabro, el gobierno arrecia en medidas represivas y criminalizando a los que exigen vergüenza y respeto a la ciudadanía. “Son los socialistas, los independentistas o los hostosianos” dice el gobernador, como si fuera un delito ser socialista o independentista.
A quienes no parece aplicársele la “medicina amarga” es a los legisladores y alcaldes, que siguen otorgando jugosos contratos a sus amigos y viajando a todos los rincones del planeta a costa del pueblo.
El próximo lunes 16 de agosto, a la una de la tarde, dará comienzo la próxima sesión ordinaria de la Asamblea Legislativa. El incidente de represión y brutalidad policiaca que se suscitó en el Capitolio hace un mes fue la respuesta del Gobierno al reclamo de estudiantes y trabajadores por el derecho constitucional de los ciudadanos a presenciar los trabajos de la Asamblea Legislativa, derecho que había sido pisoteado por el Presidente del Senado, Tomas Rivera Schatz.
La indignación que causó el abuso y atropello de la policía contra periodistas y ciudadanos que intentaban entrar pacíficamente a la “Casa de las Leyes” dio origen a la marcha del pueblo contra la represión en la que se exigió respeto a los derechos civiles y la renuncia del superintendente de la policía José Figueroa Sancha.
El próximo lunes, un grupo de ciudadanos vamos a ejercer nuestro derecho a presenciar los trabajos de la legislatura. Vamos a “retomar”, escuche bien Figueroa Sancha, a retomar la lucha por una legislatura pública, de libre acceso a los ciudadanos y ciudadanas que deseen observar los trabajos legislativos. Ese es un derecho constitucional, como el derecho de asociación o a protestar, que vamos a defender con uñas y dientes.
Ese primer día de la sesión legislativa vamos a continuar la lucha iniciada por estudiantes y periodistas. Si Fortuño está harto de las protestas, que se prepare pues el pueblo no le dará descanso ni tregua. Se va a indigestar.
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