La Misión de Puerto Rico en Cuba se fundó en tiempo de apogeo de solidaridad continental y, más allá, de militante solidaridad antiimperialista planetaria. De ninguna manera fue un hecho aislado o inconexo. Todo lo contrario. Formó parte importante de una suerte de agenda de los pueblos oprimidos, contra la dominación imperialista, el colonialismo y el neocolonialismo, encabezada por la Revolución Cubana y por Fidel.
Durante los días 3 al 15 de enero de 1966 se reunieron en La Habana representantes del movimiento antiimperialista mundial, provenientes de ochenta y dos países del Tercer Mundo, en lo que se denominó la Primera Conferencia de Solidaridad de los Pueblos de África, Asia y América Latina. Entre esos países se encontraba Puerto Rico, cuya delegación estaba encabezada por el querido compañero Juan Mari Brás, entonces Secretario General del Movimiento Pro Independencia (MPI).
Fue precisamente en ese importante evento antiimperialista que fue leído el mensaje enviado por el Comandante Ernesto Che Guevara, titulado Crear dos, tres…muchos Vietnam, es la consigna, que concluye afirmando que,
Toda nuestra acción es un grito de guerra contra el imperialismo y un clamor por la unidad de los pueblos contra el gran enemigo del género humano: los Estados Unidos de Norteamérica. En cualquier lugar que nos sorprenda la muerte, bienvenida sea, siempre que ese, nuestro grito de guerra, haya llegado hasta un oído receptivo, y otra mano se tienda para empuñar nuestras armas, y otros hombres se apresten a entonar los cantos luctuosos con tableteo de ametralladoras y nuevos gritos de guerra y de victoria.
Pocos meses después, el Che encabezaría la lucha guerrillera en Bolivia que lo conduciría a la inmortalidad.
El 31 de mayo de 1966 se constituyó el Secretariado Ejecutivo de la organización que surgiera de aquella conferencia, la Organización de Solidaridad con los Pueblos de Asia, África y América Latina (OSPAAAL), con representación de los tres continentes. Uno de los doce países seleccionados fue Puerto Rico, representado por el MPI.
A mediados de 1967 se constituyó la Organización Latinoamericana de Solidaridad (OLAS), expresión regional de lo evidentemente constituía una extraordinaria iniciativa de lucha y solidaridad. Uno de los principales discursos de aquel evento fue presentado por el compañero Mari Brás, quien concluía diciendo,
…hemos venido a esta conferencia de OLAS para contribuir en lo que podamos a articular la tan necesaria estrategia común para la liberación de América. Si algún pueblo tiene interés en la derrota definitiva del imperialismo es el puertorriqueño, cuya existencia misma está en la impostergable necesidad de liquidar a ese monstruo que impide a buena parte de la humanidad alcanzar sus metas de bienestar y progreso. Sabemos que la lucha que nos espera es dura y larga, pero no hay posible alternativa. Tenemos la plena convicción de que Puerto Rico será libre por el esfuerzo de su pueblo y con la solidaridad de los pueblos de nuestra América y el mundo. Y en todo caso haremos valer la consigna del maestro Albizu Campos: “Para quitarnos la patria, primera tienen que quitarnos la vida”.
Recordemos que eran los años más duros de la agresión estadounidense contra los países del sudeste asiático (Vietnam, Laos, Cambodia); que un año antes Estados Unidos había perpetrado la invasión contra República Dominicana; que como contrapartida surgían movimientos guerrilleros en Perú, Venezuela, Colombia y Guatemala; que la Revolución Cubana era acosada por el gobierno estadounidense. En Puerto Rico, la lucha de independencia nacional cobraba renovados bríos, tras la fundación del MPI en 1959, justo diez días después del triunfo de la Revolución Cubana.
De manera que la fundación de la Misión de Puerto Rico en Cuba fue, al mismo tiempo, una muestra inequívoca de la solidaridad de la Revolución Cubana con nuestra lucha de independencia, y una expresión concreta del internacionalismo revolucionario que se organizaba para combatir al enemigo común en ese momento histórico.
Puerto Rico formaba parte activa e importante de la agenda internacional de los pueblos y ello se materializó con la fundación de la Misión menos de dos meses después de celebrada la Primera Conferencia Tricontinental. Ese es el contexto; esa es la dimensión; esa es la relevancia del acontecimiento cuyo cincuenta aniversario nos aprestamos a conmemorar y celebrar; y esa es la vigencia que mantienen aquellas banderas de lucha y resistencia.
*Artículo redactado para el programa de mano de la celebración del 50mo. aniversario de la Misión de Puerto Rico en Cuba Juan Mari Brás.
Columnas
- La elección del Donald Trump
- Resolución de la Asamblea General de las Naciones Unidas de 2024 condenando el Bloqueo a Cuba
- Las elecciones presidenciales en Uruguay: el Frente Amplio se enfrenta al Partido Nacional en una segunda vuelta
- La XVI Cumbre del BRICS realizada en la Federación de Rusia
- El “Conflicto” y el “Cambio”: retos y transformaciones de lucha ante la ofensiva neoliberal del capital