Escrito por Wilma E. Reverón Collazo / Copresidenta del MINH
Los recientes arrestos de estudiantes en protestas en el Capitolio van escalando en su agresividad y fuerza represiva. Primero el lunes, 17 de abril, fue el del joven estudiante de derecho Francisco Santiago Cintrón, a quien acusaban de haber agredido a un policía dos veces su tamaño y peso.
Luego el domingo, 23 de abril, en ocasión de la marcha de los estudiantes exigiendo la auditoría de la deuda, la de los jóvenes Adriana Quiles y Josué Román. Estos últimos arrestos recuerdan la forma y manera en que se llevaban a cabo los arrestos en Chile, Argentina y Uruguay en la década de los setenta de las Juntas Militares. Carros sin identificar, personas vestidos de civil, a cualquier hora en cualquier lugar. Primero eran detenciones, después comenzaron las desapariciones.
En las redes sociales han asomado los mensajes fascistas que van desde llamados a ejercer todo tipo de violencia contra los estudiantes hasta nostalgias por los escuadrones de la muerte.
El mensaje es claro, si eres mujer, estudiante, sindicalista, independentista o socialista, ambientalista o una mezcla de alguna o todas las anteriores, empieza a temer. En cualquier momento en cualquier lugar puedes convertirte en una víctima de las fuerzas represivas. No hay que tener órdenes para arrestarte ni para allanar tu hogar o tu automóvil. Tendrás que andar mirando a todas partes a todas horas si estás vinculado con una protesta, no importa si pacífica o caliente. Para eso ya enmendaron el Código Penal, para asegurarse hacer legal lo que está prohibido bajo las cartas de derechos que rigen en este país.
Antes de que el movimiento siga creciendo, hay que meter miedo a los estudiantes, o cualquier militante de las muchas luchas que hoy se libran en Puerto Rico. Lo que le pasó a Francisco, Adriana y Josué, te puede pasar mañana a ti. Ese es el mensaje, esa es la sicología de la política del miedo.
El miedo ha sido el arma principal de control de este pueblo. La represión desatada contra el movimiento independentista y socialista destruyó muchas vidas, pero ha habido una capacidad de resistencia que no ha podido hacerlo desaparecer, como hubieran querido que pasara. Pero ciertamente ha percolado en el subconsciente del pueblo el peligro que se enfrenta al que cuestiona el poder en Puerto Rico.
El miedo a perder lo que se tiene, el miedo a lo incierto, lo que no se conoce. Es un sentimiento natural en los seres humanos. Lo que pasa es que ya lo estamos perdiendo todo, el trabajo, la casa, el carro, la pensión, los estudios, el negocio, los derechos. Los que están en el poder saben que cuando no hay nada que perder los sentimientos de rabia afloran, y el que antes callaba ahora grita, el que antes era indiferente ahora estalla. Ya no es una persona aislada, ya son miles los afectados por las políticas de austeridad y despojo y apenas está comenzando. Por lo tanto, ya la rabia se convierte en una ola que va creciendo y cual tsunami puede arrasar con todo si no se detiene a tiempo.
Se le tiene miedo a lo que se desconoce. Conocemos la represión, persecución, infiltración, desestabilización, desconfianza, división, todas tácticas antisubversivas que como pueblo hemos vivido y hemos sufrido. “Nos tienen miedo porque estamos perdiendo el miedo”.
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