Domingo, Noviembre 24, 2024

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Nuevo triunfo de Syriza en Grecia: Tsipras resurge como el ave fénix

grecia

El pasado domingo se efectuaron nuevas elecciones generales en Grecia. Se trata de la tercera consulta electoral efectuada en este país en los pasados ocho meses.

 

Alexis Tsipras, quien renunció a su condición de Primer Ministro al quedar dividida su colectividad tras su aceptación del tercer paquete de rescate por 81 mil millones de euros ($97,000 millones) ofrecido por países de la Unión Europea a cambio de la implantación de fuertes medidas de naturaleza neoliberales en Grecia, prevaleció nuevamente sobre otros partidos electorales. Con un 35.5% de los votos emitidos en su favor, Syriza formará nuevamente alianza con la derecha nacionalista de Griegos Independientes (ANEL), para constituir un gobierno mayoritario de coalición.

 

El partido de Tsipras alcanzó en estas elecciones un total de 145 escaños en el Parlamento, mientras ANEL, con un 3.70% de los votos, obtuvo un total de diez escaños. La suma de ambos le ofrece una pequeña mayoría de diputados en el Parlamento a estos dos partidos. De hecho en Grecia, para formar gobierno, es necesario obtener no menos de 151 escaños.

 

La oposición desarrollada al interior de Syriza por aquellos que se opusieron al paquete impuesto a Grecia y aceptado por el gobierno de Tsipras, a pesar de su mayoritario rechazo como quedó demostrado en el referéndum efectuado el pasado 5 de julio, realmente no se dejó sentir en los resultados de estas elecciones. Unidad Popular, organización política surgida de la división interna en Syriza bajo el liderato del anterior Ministro de Economía, Yanis Varoufaquis, no pudo elegir ningún diputado al Parlamento. Su discurso durante la contienda electoral era que mediante las elecciones convocadas por Tsipras se pretendía anular el resultado del referéndum efectuado en julio. En la consulta el 61.69% del electorado participante le dijo NO al paquete de medidas neoliberales del capital financiero europeo sobre Grecia.

 

Con una baja participación electoral en estas pasadas elecciones, donde solo concurrió a las urnas el 53.4% de los electores capacitados para votar, la segunda fuerza electoral fue el partido Nueva Democracia, una organización de derecha que logró 75 escaños y el 28.1% de los votos. La tercera fuerza política, un partido fundado en la década de 1980 y catalogado como ¨neonazi¨, de nombre Aurora Dorada (también conocido como Amanecer Dorado), obtuvo el 7% de los votos, logrando elegir 19 diputados, dos más que en las pasadas elecciones.

 

La cuarta fuerza electoral en estos comicios la obtuvo la organización socialdemócrata Pasok con un poco más del 6% de los votos; seguida por el Partido Comunista (KKE) con 5.5%. El partido To Potami, con poco más de un 4% y 11 diputados, llegó en sexto lugar; mientras la Unión Centrista, que arribó en séptima posición, por primera vez logró elegir nueve diputados, obteniendo un 3.40% de los votos.

 

Para algunos observadores de la política griega, el voto por Tsipras, a pesar de su comportamiento tras el referéndum de julio, se mide no solo por cuáles eran las opciones que le quedaban a los griegos frente a los programas de otras agrupaciones políticas, que en definitiva fueron y son los responsables de la actual crisis griega; sino también, porque siguen viendo en Tsipras una persona honesta, contrario a la corrupción y una persona que incluso ha sabido asumir autocríticamente sus errores y los de su gobierno en el manejo de la crisis griega. Como ha indicado el sociólogo Ilias Yoriadis, ¨los griegos prefieren un rescate aplicado por un izquierdista a su ejecución por la derecha.¨

 

El acuerdo alcanzado entre Grecia y sus acreedores, catalogado por Raúl Zibechi en su escrito de 17 de julio de 2015 titulado ¨Las repercusiones del ´acuerdo´ entre Grecia y la Troika¨ como ¨humillante¨, llevó a que 38 de los diputados de Syriza en el gobierno de Tsipras votaran en su contra. Igualmente puede decirse de la mayoría del Comité Central de dicha organización política, la cual también rechazó el paquete de rescate neoliberal votando 109 de sus 201 miembros en contra.

 

Para lograr un acuerdo en el seno del Parlamento griego luego del referéndum, Tsipras tuvo que contar con el voto de la oposición de Nueva Democracia, y de los socialdemócratas. Esta situación, en medio de la implantación del paquete neoliberal, llevó a su renuncia al gobierno y la convocatoria a nuevas elecciones.

 

Para Tsipras, sin embargo, no haber actuado de la manera en que lo hizo hubiera conllevado para Grecia su salida de la ¨zona del euro¨, lo que no es sinónimo de una salida por parte de Grecia de la Unión Europea. Sin embargo, las consecuencias que ello pudiera haber conllevado para el país al tener que emitir su propia moneda sin respaldo en la zona europea y la incapacidad bajo tal escenario de mantener un intercambio comercial sin que se pudieran atender las necesidades de su población y las de los sectores empresariales del país, para su gobierno se perfilaba como un peor escenario.

 

Aun así, analistas de la situación griega, como es el caso de Vicenc Navarro, en su escrito titulado ¨La canallada final contra el pueblo griego¨, señalaba que la alternativa que tenía en esos momentos Grecia, era aquella propuesta de un exministro de Economía: la nacionalización del Banco Central Griego y la impresión de euros por parte de este Banco; la emisión de una nueva moneda; y el control sobre la movilidad de capitales. Haber procedido en tal forma, indica Navarro, hubiera tenido como consecuencias la expulsión de Grecia de la eurozona, lo que Tsipras según el autor, no tenía bajo su consideración como opción en esos momentos.

 

Ciertamente la salida de Grecia de la eurozona tampoco hubiera quedado sin una represalia por parte de los tres países principales acreedores, principalmente Alemania y Francia. Tampoco por parte del Banco Central Europeo. Estos no pueden darse el lujo de una salida de un país deudor de su zona de control estando en remojo otros países, como son los casos de España, Portugal e Italia, por solo mencionar algunos, donde también fuerzas de izquierda disputan hoy a sus gobiernos espacios políticos de cara a futuras elecciones.

 

Si Grecia hubiera optado por la salida de la eurozona, esta perversa alianza que hoy representa contra las soberanías nacionales de los Estados deudores la denominada Troika, hubiera caído como un alud de lava ardiente sobre el pueblo griego quemando todo a su paso. De más está señalar que las amenazas contra Grecia provendrían no solo desde afuera, sino también al interior del país, por sectores vinculados y dependientes del capital financiero, incluyendo las Fuerzas Armadas. Siempre estuvo presente el potencial que, al igual que en pasado, hubieran estado dispuestas a intervenir las Fuerzas Armadas griegas por vías extralegales con las decisiones tomadas bajo ese escenario soberano con Grecia. Quizás por eso, Noam Chomsky, analizando la situación en Grecia, indicaba entonces que lo que venía ocurriendo en este país no era una lucha de clases, sino una guerra de clases donde se había alcanzado ya su máxima expresión.

 

Eduardo Garzón, al explicar de manera crítica la decisión tomada en aquel momento por el gobierno griego, señalaba en su escrito titulado ¨¿Por qué Tsipras ha aceptado las salvajes condiciones de la Troika?, lo siguiente:

 

¨…la postura del equipo de Syriza siempre ha sido clara: aunque son conscientes de que las medidas de austeridad propugnadas por la Troika son perjudiciales para el crecimiento económico y para las clases populares, la única posibilidad de recibir asistencia financiera en el marco del euro es haciendo determinadas concesiones. Sin embargo, lo que sorprende profundamente del acuerdo recién firmado es que presenta condiciones mucho más negativas para el pueblo griego que las que presentaban borradores de acuerdos anteriores que no fueron firmados… Por lo tanto, con el fin de sobrevivir y no sucumbir el Grexit—entiéndase la salida de la eurozona—el gobierno se ha visto obligado a aceptar compromisos muy duros, aunque también algunas victorias.¨

 

De hecho, el autor al referirse a tales ¨victorias¨, las califica como ¨irrisorias¨, ¨pocas¨ e ¨irrelevantes¨, al compararlas con las concesiones hechas. Quizás, dentro de la misma línea de pensamiento, cuando todavía no se había venido abajo el gobierno de Tsipras y cuando aún no se había convocado a nuevas elecciones, Eric Toussaint, en su escrito ¨Una posible alternativa al plan negociado en Bruselas entre Alexis Tsipras y los acreedores¨, nos decía:

 

¨En ¨algunos meses o a comienzos del próximo año como muy tarde, los acreedores atacarán de nuevo a las autoridades griegas por el no cumplimiento de sus compromisos en términos de excedente presupuestario primario y avanzarán nuevas exigencias. No habrá ningún respiro para el pueblo y para el gobierno griegos. Los acreedores amenazarán con no desembolsar las sumas previstas si no se adoptan nuevas medidas de austeridad.¨

 

Ante ello, la propuesta de Syriza y Tsipras ha sido apostar a que aún dentro de un camino difícil, su partido retendrá algún poder de maniobra que le permita amortiguar las exigencias de la Troika. Eso está aún por verse. De hecho, Grecia enfrenta hoy, además, problemas que hace medio año no estaban tan presentes en su realidad sociopolítica y económica. Tal es el caso de la situación en torno a los refugiados que hoy impacta varios países europeos. Sobre el particular, la alianza de Syriza con ANEL podría presentar otras complicaciones en la frágil unidad en el Parlamento.

 

Como agrupación política nacionalista, la postura de ANEL ante la llegada de refugiados a Grecia es una de mano dura contra los inmigrantes. Tal actitud tiene también su caja de resonancia en el partido neonazi Amanecer Dorado, que promueve tanto la xenofobia, sino además, en otras agrupaciones dentro del espectro político griego.

 

Las posibilidades de Syriza revertir las privatizaciones de los bienes públicos en Grecia; de revertir las reducciones en las pensiones de los jubilados; de poner un freno al despido de empleados del sector público; de reducir las medidas draconianas impuestas al país contra los beneficios marginales y salarios de los empleados; de detener la venta de cientos de islas del archipiélago griego a manos privadas, etc., son medidas éstas impuestas por sus acreedores que no serán de fácil reversión. Más aún, el enfrentamiento de los organismos acreedores de la deuda con el pueblo y el gobierno griego no ha terminado.

 

Todavía están por desarrollarse nuevos enfrentamientos de Europa con Grecia; de la Troika con Grecia; del Banco Central de Europa con Grecia. Este país mediterráneo hoy empobrecido, cuna de grandes civilizaciones y conformado hoy por 12 millones de ciudadanos, es en estos momentos el laboratorio donde tanto el capital financiero como los pueblos en lucha deslindan campos para futuras luchas antineoliberales. No solo los demás países de Europa tienen sus ojos puestos sobre los desarrollos que allí vienen desarrollándose, sino también los ojos de los demás países del mundo. Ya veremos qué ocurrirá a partir de la formación del nuevo gobierno encabezado por Syriza y Alexis Tsipras, donde ya se anticipa, los ministros del gobierno serán básicamente aquellos que ocupaban cargos a la fecha de Tsipras convocar a nuevas elecciones.


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