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Etiopía: elementos para entender su actual conflicto armado

 

17 de diciembre de 2021

Etiopía es un país localizado en la porción este del continente africano. Se encuentra en la región conocida como el “cuerno de África”. Tiene una extensión territorial de 1,104, 300 kilómetros cuadrados; es decir, Etiopía es aproximadamente 121.29 veces el tamaño de Puerto Rico. Se considera el vigésimo séptimo país más extenso del mundo y el segundo más poblado de África. Su superficie es similar a la que cubre el Estado Plurinacional de Bolivia.

 

Etiopía es un Estado que formó parte de la Sociedad de Naciones surgida tras el Tratado de Versalles en 1919; suscribió la Declaración de las Naciones Unidas en 1942; fue fundador de la sede de las Naciones Unidas en África y fue también miembro fundador de la Organización para la Unidad Africana (OUA). Actualmente es miembro de la Unión Africana (UA).

La región de Eritrea, que formó parte de Etiopía como Estado político, proclamó su independencia en 1993 tras la realización de un referéndum. Las demarcaciones fronterizas entre Etiopía y Eritrea fueron de inmediato una fuente de conflictos entre ambos Estados. Con la división geográfica resultante de dicha independencia, Etiopía perdió su acceso al Mar Rojo. Como resultado de las discrepancias entre los dos Estados, luego de Eritrea anexarse el 6 de mayo de 1998 la ciudad y la región de Badme, surgió la guerra de secesión por parte de Eritrea. La guerra se desarrolló entre 1998 y 2000. Se estima que las muertes en el conflicto para ambas partes ascendieron a entre 53 mil y 300 mil personas. Cerca de 650 mil personas fueron desplazadas de sus hogares.

El 12 de diciembre de 2000, las partes en el conflicto, como parte del proceso de paz, acordaron en Argel someterse a un arbitraje internacional vinculante para dilucidar cuál de las dos partes tendría la soberanía sobre la ciudad de Badme y sus inmediaciones. El dictamen resultó favorable a Eritrea. Si bien existe en la frontera una zona desmilitarizada bajo la supervisión de los llamados “cascos azules” de la ONU, cada país mantiene cerca de dicha zona cuantiosas tropas de combate. Se estimaba para el año 2007, en el caso de Etiopía,  la ubicación de100 mil efectivos y en el caso de Eritrea 120 mil.

Actualmente Etiopía mantiene sus fronteras, al norte con Eritrea y Yibuti; al sur con Kenia, Uganda y Somalia; al este con Eritrea y Somalia; y al oeste, con Sudán y Sudán del Sur. De acuerdo con el censo efectuado en el año 2007, el país contaba con 73,750,932 habitantes, estimándose sin embargo, al presente, en 98,665,000 habitantes.

Su producción principal es agrícola teniendo como principal producto el café. Sin embargo, Etiopía cuenta con importantes recursos minerales que incluyen oro, tantalio, mármol, potasa, hierro y gas natural. Para tener acceso al Mar Rojo, dadas las pésimas relaciones que mantiene con  Eritrea, el país tiene que utilizar los puertos de su vecino Yibuti.

Antiguamente lo que antes fue Etiopía y Eritrea, se conoció como  “reino de Abisinia”. Su referencia como reino en la antigüedad se remonta a crónicas escritas por Homero, el autor de la Ilíada y la Odisea, cuando le llamó “Memnon” o “el que se mantiene firme”. También la región es mencionada en el Antiguo Testamento,  ello en referencia a la Reina de Saba y al Rey Salomón. Hacia el Siglo IV de nuestra era, en el año 333 d.C., se introdujo en el país el cristianismo. Se considera a Etiopía como la segunda nación en adoptar esta religión después de Armenia que lo había hecho en el 301 d. C. Actualmente las denominaciones cristianas (católicas, ortodoxas y protestantes) se estima representan el 65% de la población, mientras los musulmanes representan el 32%. El restante porciento lo comparten diferentes creencias religiosas ancestrales.

En el año 1895 Etiopía fue invadida por tropas provenientes de la región de Eritrea, entonces ocupada por los italianos. En el año 1931 Tafari Makonnen, conocido más adelante como Haile Selassie, se proclamó emperador de Etiopía. En el año 1935, sin embargo, fue destronado tras una nueva invasión desde el territorio de Eritrea por parte de Italia, el que ya se encontraba bajo el mandato de Benito Mussolini. A raíz de lo anterior, Etiopía y la región de Eritrea, pasó a llamarse Abisinia.

Tras la derrota italiana en la Segunda Guerra Mundial, Haile Selassie regresa al trono. Más tarde, en 1952, las Naciones Unidas aprobaron la federación entre Etiopía y Eritrea en un Estado político unificado. En 1974 Selassie fue derrocado por oficiales militares de baja gradación dentro de las fuerzas armadas. Asumió el poder en 1977 Derg Mengistu Haile Mariam, de orientación socialista, fundándose la República Democrática Popular de Etiopía. Tras otra guerra civil, en mayo de 1991 Meles Zenawi, jefe del Frente Democrático Revolucionario del Pueblo Etíope (FDRPE), toma el poder. Eventualmente bajo su gobierno, Etiopía abandona la vía socialista.

El 23 de agosto de 1995 entró en vigor un texto constitucional, ratificado mediante consulta electoral el mes anterior. Bajo el sistema de gobierno vigente en Etiopía, el Poder Legislativo lo configura una “Cámara de Representantes Populares”, integrada por 547 diputados electos por términos de cinco años y una “Cámara de la Federación” compuesta por 153 miembros, elegidos por votación universal indirecta por los representantes de las regiones; un Poder Ejecutivo, donde figura un presidente elegido por ambas Cámaras por un término de 6 años, aunque quien realmente dirige el país es el Primer Ministro, escogido por el partido mayoritario en la Cámara de Representantes Populares. Este gobierna el país con un mandato de cinco años. Finalmente, el Poder Judicial lo ejerce la Corte Suprema Federal, un Tribunal Superior y Tribunales de Primera Instancia.

Zenawi falleció estando en el poder el 20 de agosto de 2012. El Frente de Liberación Popular de Tigray (conocido por sus siglas en inglés como FLPT), formó parte de la estructura de gobierno de Etiopía hasta el año 2019. En ese momento se intensificaron sus diferencias con el gobierno central, las que adquirieron eventualmente la confrontación armada. Para entonces, el FDRPE junto al Partido Democrático Oromo, el Movimiento Democrático Nacional Amhara y el Movimiento Demócrata Popular del Sur de Etiopía, fundaron bajo el liderato de Abiy Ahmed Ali el Partido de la Prosperidad.

El 4 de noviembre de 2020 las fuerzas armadas de Etiopía lanzaron una ofensiva militar contra el FPLT. La orden  fue emitida por el Primer Ministro, Abiy Ahmed Ali luego de que dicha organización atacara una instalación militar del gobierno central. Ali ocupa la posición de Primer Ministro desde el 2 de abril de 2018.  El 11 de octubre de 2019 el mandatario etíope recibió la distinción de “Premio Nobel de la Paz” bajo la premisa de su alegada reconciliación como dirigente de Etiopía con Eritrea.

El día 7 de noviembre de 2020 el parlamento del gobierno central aprobó la creación de un gobierno interino para Tigray, declarando ilegal al gobierno provincial y procediendo a destituir varios de sus integrantes.

Los combates en la región de Tigray continuaron desarrollándose en los días siguientes e incluso al presente tanto por vía aérea como terrestre. Decenas de órdenes de arresto fueron emitidas por el gobierno central contra mandos militares provinciales acusados de traición. Miles de personas han fallecido al presente en el conflicto.

Tigray es una provincia de Etiopía, como lo fue antes Eritrea, localizada en la porción norte del país. A raíz de las tensiones no superadas por los acuerdos de paz de 2000 entre Etiopía y Eritrea, la primera mantiene en las zonas fronterizas con la segunda, incluyendo la provincia o región de Tigray, gran cantidad de efectivos militares. Se indica que en la región de Tigray, las fuerzas armadas del gobierno central han llevado a cabo matanzas por consideraciones étnicas contra residentes de la etnia tigray. Esto ha reforzado el sentimiento independentista entre los pobladores de la región de Tigray que hoy impulsan, como antes ocurrió con Eritrea, una nueva secesión del país proclamando su independencia.

Varias ciudades en Tigray, luego de intensos combates, fueron capturadas por el gobierno central. Para finales del 2020 el gobierno de Etiopía ya había ocupado el 60% del territorio de la provincia de Tigray. Sin embargo, el FLPT y su aliado el Frente de Liberación Oromo (OLA por sus siglas en inglés), reivindica la ocupación de varias ciudades, señalando que sus efectivos se encuentran a 400 kilómetros de Addis Abeba, la capital de Etiopía. Junto con la ofensiva militar contra el FLPT, el gobierno central  impuso por seis meses en la provincia de Tigray el estado de emergencia.

Dentro de toda la situación provocada por el conflicto, Eritrea aprovechó el proceso armado interno de Etiopía para adelantar la ocupación de porciones del territorio de Tigray, es decir, de suelo etíope.

Se indica también que en medio de la situación, el gobierno de Sudán del Sur ha provisto albergue a dirigentes del FLPT. Esto ha provocado una respuesta militar por parte de Etiopía, desplazando grandes contingentes de soldados hacia la frontera de Sudán del Sur, lo que a su vez también ha hecho este país respecto a Etiopía. Recordemos que hace apenas una década, Sudán también fue objeto de un conflicto interno secesionista respaldado por los Estados Unidos que culminó en la creación de Sudán del Sur. Los orígenes del conflicto estuvieron allanados por el control de recursos naturales, principalmente el petróleo ubicado en lo que hoy es Sudán del Sur, así como divisiones religiosas.

Se informa también de la muerte de tropas somalíes entrenadas por Eritrea en su territorio, las que combaten en Tigray respaldando al  FLPT en contra del gobierno central de Etiopía. A la participación de efectivos militares de Eritrea en el conflicto, se suma también incidentes que involucran a efectivos militares de Sudán del Sur en suelo etíope.

Funcionarios de la Unión Africana intentaron mediar sin resultados en el actual conflicto armado. Por su parte, la ONU llegó a acuerdos con el gobierno de Etiopía para proveer ayuda humanitaria a miles de personas desplazadas por el conflicto.

En Etiopía abundan diferentes grupos étnicos. Se estiman en 11 los grupos principales entre los cuales se encuentran los “tigray”. El país se divide en 10 regiones (provincias) y dos ciudades. Estas gozan de gran autonomía, incluyendo la capacidad para sostener sus propias milicias y policía. En estas regiones el componente étnico provincial presenta serios problemas con el gobierno central. Históricamente hablando, tales diferencias han llevado a guerras civiles donde el gobierno central se enfrenta a agrupaciones armadas, como es al presente el caso de Frente de Liberación del Pueblo de Tigray.

Cuando las autoridades regionales de Tigray, con la oposición del gobierno central de Etiopía, celebraron el pasado año en el mes de septiembre elecciones generales regionales, el gobierno central no reconoció su resultado poniendo así fin a sus relaciones con el gobierno regional. Desde entonces el conflicto entre el gobierno central y las autoridades regionales en Tigray ha degenerado en un conflicto armado, cada vez de mayor proporción. El conflicto ya ha provocado el desplazamiento de 1.6 millones de personas, incluyendo cerca de 60 mil personas que optaron por buscar refugio en el vecino Sudán. Se estima en 5.5 millones de personas, más del 90% de la población total de Tigray, el número de aquellos que padecen actualmente desnutrición o inseguridad alimentaria. Se considera que de dicha cantidad, al menos 2 millones de personas, están al borde de una hambruna.

En medio de estos sucesos, la página electrónica CoverAction Magazine, en su edición del 9 de diciembre de 2021, las periodistas  Ann Garrison y Ann Fitz-Gerald, bajo el título Biden  Deploys National Guard: It’s’Dejà Vu All Over Again’ as Goverment Hawks and Corporate Media Play Up Ethiopian Atrocities in Tigray, indican que 12 días después de que apareciera un titular de Bloomberg el 11 de noviembre indicando “La guerra civil en Etiopía es un problema que las tropas de E.U. pueden ayudar a resolver”, el presidente Joe Biden anunció la movilización de mil efectivos de las Guardias Nacionales de Virginia y Kentucky hacia Fort Bliss en Texas, para entrenamiento previo a su próximo desplazamiento a la frontera etíope.

Ciertamente, la participación de efectivos de la Guardia Nacional en conflictos armados de los cuales los Estados Unidos son parte no es nueva. De hecho, tanto en Iraq como en Afganistán, y antes durante la Guerra del Golfo en 1991 y luego en Iraq en 1993, muchas unidades de la Guardia Nacional y de la Reserva fueron activadas y movilizadas. Sin embargo, uno se pregunta si los Estados Unidos no debería aprender de sus propias experiencias. Está históricamente establecido que pequeñas intervenciones llevan a grandes intervenciones.

Indican las autoras que si bien medios occidentales estuvieron señalando en los pasados cuatro meses que la capital de Etiopía, Addis Ababa, podría caer pronto en manos de Frente de Liberación del Pueblo de Tigray respaldado por los Estados Unidos, también señalan que en el terreno de combate, dentro de la región Tigray, las tropas del gobierno han tenido algún avance infligiendo fuertes bajas a las tropas del Frente de Liberación del Pueblo de Tigray y recuperando territorio. Mientras el parlamento etíope calificó a principios de 2021 al Frente de “organización terrorista”, algunos funcionarios estadounidenses muestran su simpatía con el FLPT, calificando al gobierno de Etiopía de ser un Estado que ha incurrido en el delito de genocidio hacia la población Tigray.

Es un secreto a voces que desde hace ya tiempo el Comando de África de los Estados Unidos ha venido desarrollando distintos niveles de participación en esfuerzos militares en conjunto con las fuerzas armadas de países africanos afines a la política exterior de los Estados Unidos. Lo anterior incluye las llamadas “operaciones especiales”. Conflictos actuales como los de Yemen, el Norte de Siria en la región curda, y operaciones adicionales por parte de fuerzas de los Estados Unidos estacionadas en Kuwait, Qatar, Jordania y otras localidades en la región del Medio Oriente y África, nos dice que la visión global militar de los Estados Unidos no ha perdido su razón de ser luego de la toma de Afganistán por el Talibán, o la salida de su personal de combate de Iraq.

El imperialismo estadounidense, como un pulpo, se mueve a través de sus diferentes tentáculos. Lo que ocurre en Etiopía hoy, es sólo el reflejo de esta realidad.


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