Las noticias que nos llegan desde Libia han desplazado a aquellas que ocuparon la atención del mundo a lo largo de una jornada de 18 días en la República Árabe de Egipto.

Cables internacionales narran diferentes perspectivas de los sucesos que acaecen en este país. Mientras desde la Organización de las Naciones Unidas el ex Vice Embajador, Ibrahim Dabbashi, quien hasta hace apenas unos días era uno de los portavoces de las posiciones de su gobierno a nivel mundial, hacía un llamado a la intervención de la comunidad internacional con los asuntos internos de Libia y acusaba a su propio gobierno de “crímenes contra la humanidad" en todas las ciudades orientales de Libia; la Casa Blanca y el Consejo de Seguridad reclamaban poner fin al derramamiento de sangre en este país del norte de África.

De acuerdo con la prensa internacional, en la región de Cirenaica, localizada al Este de Libia, se encuentran abundantes recursos petroleros del país. Esta región, la cual comprende aproximadamente una tercera parte del territorio de este país, hace frontera con Egipto. En ella se encuentra el foco principal de los levantamientos en la población que han sido considerados como insurreccionales por estos medios, los cuales han recibido de parte de las autoridades del gobierno una respuesta represiva. De acuerdo con el Ministro de Asuntos Exteriores italiano, Franco Frattini, esta región oriental estaría bajo el control de islamistas radicales.  De acuerdo con diplomáticos como el Embajador cubano en la ONU, de lo que se trata es de un discurso promovido por “políticos y medios” de Estados Unidos cuyo propósito no es otro que “incitar a la violencia” en Libia.

En medio de esta crisis, decenas de miles de libios se han desplazado hacia países vecinos, mientras el dirigente libio Muammar el-Qaddafi, hacía un llamado a sus seguidores a defender en las calles el gobierno y derrotar la insurrección. Se estima que cientos de personas ya han muerto en los enfrentamientos. De acuerdo con voceros de la prensa italiana, el número de fallecidos ya pasa del millar y podría ser aún mayor. De acuerdo con los periodistas del New York Times New Service, David D. Kirpatrick y Sharon Otterman, en Trípoli, capital del país, defensores del gobierno, muchos de ellos beduinos armados con fusiles de asalto Kalashnikov, han tomado las calles. Milicias armadas y fuerzas de seguridad respaldadas por helicópteros y aviones de combate vigilan la capital en horas nocturnas mientras fuerzas especiales leales al gobierno se enfrentan a mercenarios que han ingresado en el país. Mientras esto ocurre, en Benghazi, la segunda ciudad del país, la presencia de las fuerzas leales al gobierno está ausente y están aparentemente bajo control de las fuerzas opositoras. En fin, la situación en estos momentos es indeterminada.

Las fuerzas armadas libias, fundadas en 1951, comprenden las siguientes ramas: Milicia del Pueblo, Marina, Fuerza Aérea y Ejército. Cuenta con aproximadamente 199 mil efectivos y con personal de la Reserva estimado en otros 45 mil efectivos. Su armamento proviene mayormente de Rusia, China y Brasil. Su origen puede trazarse históricamente hablando, a la Fuerza Árabe Libia formada durante la Segunda Guerra Mundial por los ingleses entre refugiados libios en Egipto que huyeron a este país para unirse a la lucha antifascista. Organizados en unidades guerrilleras en la región de Cirenaica, estas fuerzas militares, conocidas como Ejército Sanusi, la mayoría de sus integrantes, al finalizar la Segunda Guerra Mundial y Libia quedar temporalmente bajo mandato británico, pasaron a formar parte de las unidades policiacas en la región de Cirenaica hasta la independencia del país en 1951. En ese año, veteranos del Ejército Sanusi organizaron el núcleo de lo que vino a llamarse el Real Ejército Libio.

Libia, cuyo nombre oficial es Gran Jamahiriya Árabe Libia Popular Socialista, es un país localizado en el norte de África ubicado en el Magreb, limitando al Norte con el Mar Mediterráneo, al Oeste con Túnez y Argelia, al Suroeste con Níger, al Sur con Chad y al Sureste con Sudán y al Este con Egipto. El país cuenta con la esperanza de vida más alta de África continental llegando a 74 años; cuenta con el Producto Interno Bruto (PIB) más alto en dicho Continente; el primer índice de desarrollo humano de África y su PIB compara con países como Argentina o México.

Rescata su nombre del calificativo que le dieron en el pasado los africanos a la región del norte de África. Según la historia, guerreros libios fueron utilizados como mercenarios durante la era faraónica en el Antiguo Egipto; más adelante los fenicios se establecieron en sus costas fundando colonias en su porción occidental mientras los griegos lo hacían en su porción oriental. Formó parte del Imperio Romano, del Reino Vándalo de Genserico y del Imperio Bizantino antes del siglo VII de nuestra Era cuando fue ocupado por los árabes hacia el año 643. En el Siglo XVI pasó a formar parte del Imperio Otomano hasta el año 1912 que pasó a formar parte de Italia como una de sus colonias en África.

El Coronel Muammar al-Gaddafi, principal dirigente del país, ocupa esta distinción desde el 1 de septiembre de 1969 aunque oficialmente no ocupa ningún cargo público. La palabra “jamahiriya” incluida en el nombre del país, significa “Estado de Masas”. Se indica que con el mismo, se pretender establecer el principio de que el Estado libio es una república gobernada por las masas o el pueblo. El modelo libio, rechaza la democracia representativa o la democracia liberal por lo que el gobierno se ejerce mediante los llamados “consejos populares de base” o “comités locales”, que es de donde surge la rama legislativa, la cual se representa en el Congreso General Popular” de cuyo seno surge el Comité General Popular, dirigido por un Ministro que asume las funciones ejecutivas. Rechazando la noción generalizada de ver a Libia como un Estado-nación, en Libia lo que prevalece es la noción tribal que le adjudica a éstas la base de la organización política del Estado.

En Libia no existen partidos políticos. En Libia no existe propiamente una Constitución. Gaddafi ostenta el título de “Guía de la Gran Revolución  del Primero de Septiembre de la Jamahiriya Árabe Libia Popular y Socialista” teniendo los objetivos del Estado como fundamento el llamado “Libro Verde”, que en realidad son tres volúmenes publicados entre 1975 y 1979, dedicado a tres temas: a) la solución del problema de la democracia, titulado “La autoridad del pueblo”; b) la solución del problema económico, titulado “Socialismo”; y c) la base social de la Tercera Teoría Internacional.

En una de sus recientes Reflexiones, el Comandante de la Revolución cubana,  Fidel Castro Ruz, nos aporta otros datos más recientes relacionados con la historia de este país. Indica que Libia fue en diciembre de 1951 el primer país africano en alcanzar la independencia después de finalizada la Segunda Guerra Mundial. Cuando esto ocurrió, ni Libia ni sus vecinos Argelia y Egipto eran aún países productores de petróleo. Hoy, sin embargo, Libia es un país con una producción diaria 1.8 millones de barriles diarios y abundantes depósitos de gas natural. La Revolución que vino a transformar el país es aquella encabezada por Muammar al Gaddafi, militar de origen beduino, quien entonces se inspiró en las ideas de otro gran dirigente nacionalista, Gamal Abdel Nasser, militar que formó parte de la rebelión de los coroneles que echaron abajo la monarquía y el control imperialista en Egipto en aquellos años. De la misma manera que sus recursos naturales han sido la fuente de las transformaciones económicas del país, también lo son hoy las motivaciones imperialistas que se encuentran escondidas tras el telón de los recientes acontecimientos.

Fidel ha señalado con acierto lo siguiente:

“Se podrá estar o no de acuerdo con el Gaddafi. El mundo ha sido invadido con todo tipo de noticias, empleando especialmente los medios masivos de información. Habrá que esperar el tiempo necesario para conocer con rigor cuánto hay de verdad o mentira, o una mezcla de hechos de todo tipo que, en medio del caos, se produjeron en Libia. Lo que para mí es absolutamente evidente es que al Gobierno de Estados Unidos no le preocupa en absoluto la paz en Libia, y no vacilará en dar a la OTAN la orden de invadir ese rico país, tal vez en cuestión de horas o muy breves días.

...

Una persona honesta estará siempre contra cualquier injusticia que se cometa con cualquier pueblo del mundo, y la peor de ellas, en este instante, sería guardar silencio ante el crimen que la OTAN se prepara a cometer contra el pueblo libio.”

Ciertamente, el desenlace de los sucesos en Libia, como aquellos otros desatados en países como Túnez, Egipto o aquellos que ocurren hoy en forma simultánea en otros países como Yemen, Bahréin y otros estados árabes están muy lejos de ocurrir. Seguro en el proceso ocurrirán cambios. A dónde lleven los mismos, está aún por verse.

24 de febrero de 2011