Jueves, Noviembre 21, 2024

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Caos con MI Salud

 

pesqueraDe implantarse según anunciado el nuevo modelo del Plan de Salud  Gubernamental (PSG), llamado  MI Salud, se provocará un disloque y un caos en la prestación de servicios de salud en Puerto Rico.

El nuevo modelo, anunciado con bombos y platillos, promueve el auto diagnóstico y menosprecia la función del médico de familia y de la medicina primaria en general en la pirámide de prestación de servicios de salud. Todo sistema de salud, sea socializado o que responda a las leyes de oferta y demanda, como en el capitalismo, debe descansar en la medicina primaria y preventiva como base de la pirámide organizacional de tales servicios.


 

Cuando fracasa la medicina preventiva, entra en funciones la medicina curativa y hospitalaria, y cuando fracasa o no es suficiente la medicina curativa, entonces se recurre a la medicina de rehabilitación.

En los países desarrollados en el campo de la salud, como Cuba, Inglaterra, Canadá y España, la puerta de entrada al sistema es el médico de familia o generalista. Estos enfatizan su trabajo en la medicina preventiva y la educación en salud, así como en el tratamiento y seguimiento de las condiciones de salud mas comunes que afectan la población. El médico de familia es un recurso muy apreciado y utilizado por la comunidad. Deja de ser un mero científico para convertirse en consejero y amigo.

El modelo MI Salud que se pretende implantar en Puerto Rico a partir del próximo mes de octubre, promueve y estimula que el paciente se dirija directamente a los especialistas, “sin necesidad de referidos”, de acuerdo a lo que el paciente cree que lo aqueja, lo que es un concepto equivocado de la medicina moderna, eficiente y organizada.

La realidad es contundente y nos dará en la cara. No hay cardiólogos para atender a todos los hipertensos; no hay endocrinólogos para atender a todos los diabéticos; no hay neurólogos para atender a todos los dolores de cabeza. Echar a un lado al médico primario como puerta de entrada al sistema va a provocar una mayor desarticulación en el sistema de salud público que repercutirá en el privado. Cuando un paciente cardiaco, que verdaderamente necesite ser evaluado y tratado por un cardiólogo, intente acudir a este especialista, tendrá mucha dificultad en conseguir una cita. Hoy día, conseguir cita con un Endocrinólogo toma dos o tres meses.

Es fácilmente anticipable como será la odisea cuando todo el que crea que tiene diabetes este ocupando las oficinas de estos especialistas. O cuando dejándose llevar por la campaña gubernamental, que más que buscar salud va en busca de votos, todos los que se quieran chequear la presión saquen cita con el cardiólogo.

Una cosa es liberar al médico primario de la responsabilidad económica o el costo del referido, lo que es justo y necesario, y otra cosa es descartar la importancia que tiene ese recurso medico en la prestación de servicios de salud primarios y preventivos. Esto que están haciendo es un disparate que va a desarticular lo poco que queda organizado en el maltrecho sistema de salud puertorriqueño.

Lo que tenemos no aguanta más parches. Necesitamos una revolución en nuestro sistema de salud que transforme radicalmente lo que tenemos. Bajo el sistema actual todos los indicadores de salud publica se han venido deteriorando. El índice de mortalidad infantil, embarazos en adolescentes, enfermedades mentales, drogadicción y alcoholismo, enfermedades de transmisión sexual y contagiosas como el dengue, así como un dramático aumento en la prevalencia de obesidad, hipertensión y diabetes.

Necesitamos un Sistema de Salud Universal, que integre y organice los cuidados de salud pública y privada. Puerto Rico es uno de los países que más gasta en servicios de salud. Un gasto per cápita de $2,800 anuales. Esto es un 16.8% de nuestro Producto Nacional Bruto(PNB). España, por ejemplo, con un sistema de salud universal, eficiente y accesible a toda la población, gasta solo un 8% de su PNB en atender las necesidades de salud de su gente.

Hay que dejarnos de trucos publicitarios y de paños tibios. Con los recursos actuales económicos y de infraestructura, nos da y nos sobra. Primero hay que sacar a los mercaderes del templo, los intermediarios inescrupulosos para los que la salud es una mercancía que se compra y se vende. Y por supuesto, invertir la pirámide para que la mayor parte de los recursos se dirijan a la medicina primaria y preventiva.

 


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