Escrito por Wilma E. Reverón Collazo | Copresidenta del MINH
Las últimas dos semanas han estado muy activas las redes sobre dos temas en el ámbito político: el anuncio de la intención de inscripción del Movimiento de Victoria Ciudadana (MVC) y la expectativa sobre la decisión que tomaría la Alcaldesa de San Juan, Carmen Yulín Cruz, sobre su futuro político. Hoy ya sabemos que la alcaldesa ha optado por continuar dentro del PPD y que aspira a la gobernación por dicho partido.
He seguido los comentarios sobre ambos acontecimientos. Los mismos van desde el júbilo esperanzador, pasando por la decepción y al extremo en algunos casos, hasta el odio visceral contra Yulín, EL MVC y todo lo que huela a izquierda y soberanía o independencia.
Con los dinosaurios de la guerra fría no me molesto; tienen una enfermedad emocional incurable que no resiste razonamiento. Tampoco creo que sean el factor decisivo en un ejercicio electoral en el 2020. Las nuevas generaciones serán las que definirán el rumbo político del país, si deciden a participar o boicotear, y estas no padecen de alucinaciones bolcheviques.
Los que me preocupan y ocupan son aquellos hombres y mujeres con los que marcho el 1 de mayo por los derechos de los trabajadores, con los que protestamos contra la Junta y Cofina, con los que hicimos desobediencia civil en Vieques, con las que marchamos el 8 de marzo frente a las oficinas de la Junta, con las que denunciamos el asedio contra la universidad, con las que luchamos contra las cenizas en Peñuelas, contra la homofobia, con las que marchamos por la independencia, con las que piqueteamos contra la intervención de EEUU en Venezuela.
Gente, las elecciones duran exactamente un día. El que vota deposita su voto y el que no vota en elecciones coloniales hace sus análisis críticos y se le respeta. Pero cuatro años son 1,460 días. Esos restantes 1,459 días yo cuento con ese pueblo independentista, machetero, nacionalista, socialista, libreasociacionista, trabajador, feminista, religioso, soberanista, lgbtqi, como mis compañeras y compañeros de lucha diaria, comprometidos con el país, defensores de su patria, su cultura y su historia.
Cada ser humano tiene la capacidad de tomar sus decisiones y pueden o no equivocarse. Si se equivocan vivirán con su decisión y en el mejor de los casos, aprenderán una nueva lección de vida. Y sí, hay que respetar hasta el derecho a equivocarse. ¿Sabes quienes no se equivocan nunca? Los que no hacen ni dicen nada.
Hago un llamado a la serenidad y la solidaridad. No debemos permitir que contiendas electorales nos desvíen de la atención a los retos y desafíos que enfrentamos como pueblo que requieren que nos enfoquemos. Todo el tiempo utilizado en criticar las decisiones de uno y otro, las afiliaciones, las preferencias de métodos de lucha, si no se hacen desde una actitud de invitación al diálogo y el intercambio respetuoso y reconociendo que nadie tiene el dominio único de la verdad, resultan en una pérdida de espacio, tiempo y recursos necesarios para aportar a la búsqueda de soluciones a los problemas apremiantes que vivimos hoy como pueblo.
Los invito a que reflexionemos con mas profundidad sobre el tema de la pobreza ¿qué podemos hacer ahora, dentro de la colonia, para ayudar en su erradicación? ¿Cómo podemos explicar y convencer que un Puerto Rico soberano tendría mas herramientas para erradicar la pobreza, desalentar la dependencia, construir un país más próspero?
¿Con qué herramientas y recursos económicos podríamos contar en Puerto Rico independiente para crear una economía autosustentable?
Enfoquemos en cómo podemos ayudar a que se tomen medidas de protección de las mujeres ante el incremento de la violencia de género, el hostigamiento sexual y el abuso contra mujeres y menores de edad.
Volvamos al diálogo personal, las tertulias de marquesina, los encuentros de café, lso cines de barrio. Encontrémonos con mas intensidad con nuestro pueblo. Que sea una nueva forma de vida a los que ya no lo están haciendo. Apoyemos los múltiples proyectos autogestionarios que hoy en día desarrollan tantos jóvenes con tanto sacrificio: los agricultores, pequeños empresarios, artesanos, trabajadores de la cultura. Ese accionar debe ser la verdadera y constante fuente de la esperanza. Seamos pueblo, seamos Patria, unidos, siempre.
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