Viernes, Abril 25, 2025

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Un Bochorno Nacional


En los últimos días, dos eventos con repercusión internacional han puesto al desnudo la infame situación colonial de Puerto Rico: la tragedia de Haití y la celebración de los Juegos Centroamericanos y del Caribe programados para este año en Mayagüez. Puerto Rico, uno de los vecinos más cercanos de Haití, no pudo salir de inmediato al auxilio de las víctimas del terremoto que se encontraban atrapadas en los escombros y quienes dependían para sobrevivir que su rescate se produjera en cuestión de horas. El gobernador Luis Fortuño, que no gobierna, y el secretario de estado Kenneth McClintock, que no tiene estado, respondiendo como colonizados hasta el tuétano, se colocaron voluntariamente bajo el mando del Comando Sur del Ejército de Estados Unidos solicitando permiso para trasladar unos cien rescatistas de la Guardia Nacional a la vecina república. Por cerca de tres días esperaron por el permiso. No sabemos las vidas que pudieron salvar de haber salido de inmediato pero deben de haber algunas.

Fortuño, en otra exhibición de su mediocridad y del uso de la mentira para no enfrentar la realidad colonial, expresó que ante la ausencia de “un gobierno en función en Haití”, estamos coordinando con “quien en términos prácticos ha sustituido el orden público: que es el Comando Sur”. Así, de un cantazo, Fortuño puso a Haití y a Puerto Rico bajo el mando del Comando Sur. Si lo anterior no fuera lo suficiente para abochornarnos como pueblo ante el mundo, Fortuño añadió “que tiene que haber una centralización de los esfuerzos con el Comando Sur del Ejército para garantizar la seguridad de los puertorriqueños que sirvan como voluntarios”.

Hay que preguntarse si los chinos, rusos, cubanos, brasileros y todos los demás representantes de países portadores de ayuda que han llegado a Haití tuvieron que coordinar con el Comando Sur para su viaje a ese país y solicitaron “garantías de seguridad” para sus ciudadanos.

Por otro lado, el Secretario de Estado sin estado, informó a la prensa del país, sin el menor sonrojo, que “la búsqueda y localización de los puertorriqueños residentes en Haití estará a cargo del Departamento de Estado federal”. Indicó el secretario McClintock que su departamento “no hará ninguna gestión para enlazar a los puertorriqueños con sus familiares en Haití” y también, sin bochorno alguno, les dio unos teléfonos en Wáshington a donde llamar.

Pero su actuación no termina aquí. Anunció que su departamento estará a cargo de coordinar “el maratón en radio y televisión para recaudar fondos” para los haitianos afectados y del “recogido de artículos de primera necesidad en los centros de acopio”. El departamento se convierte en una especie de “Salvation Army”.

Mientras en el caso haitiano hacemos el ridículo, la situación no es distinta en lo relativo a los Juegos en Mayagüez. Por meses, funcionarios del gobierno y de los Juegos se han lanzado a cabildear en Wáshington para que permitan entrar a Puerto Rico las delegaciones deportivas, especialmente la de Cuba, a la cual le imponen un trato distinto, bordeando lo humillante.

En la pasada semana, el presidente del Comité Olímpico, David Bernier, el presidente del Comité Organizador, Felipe Pérez y otros, recorrieron los pasillos de Wáshington en busca de un compromiso del gobierno de Estados Unidos para facilitar la entrada de la delegación cubana. El resultado de sus gestiones fue una carta de un funcionario de octavo nivel, como mucho, de nombre Ricardo Zúñiga, Coordinador Interino de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado.

La carta en forma alguna les da respuesta a los problemas planteados. Contiene unas expresiones genéricas protegiéndose de que responsabilicen a Estados Unidos por la no presencia de Cuba y posiblemente de otras delegaciones y por ende del fracaso de los Juegos.

Dentro del bochorno que significa que los puertorriqueños no podamos invitar a delegaciones y personalidades extranjeras a nuestro país, algo que debe mover a nuestro pueblo a la indignación, esta situación tan bochornosa que se desnuda en vivo y a todo color, contradictoriamente resulta positiva. Ya no es posible seguir ocultando el coloniaje, ha hecho crisis la colonia, en lo económico y ahora en lo deportivo, que era el ámbito donde se hablaba de una soberanía deportiva, confundiendo la permisividad del imperio para Puerto Rico tener representación internacional en lo deportivo con soberanía. Una vez más hay que afirmar que en las colonias no hay soberanía para nada. No hay pedazos de soberanía ni áreas soberanas bajo el coloniaje. El coloniaje es un todo, el que manda, el que tiene la última palabra, la tiene para todo, sin limitaciones. Y ésa, lastimosamente, es nuestra realidad, la que hay que enfrentar y cambiar para no enfrentar más humillaciones como pueblo.



Juegos Centroamericanos y del Caribe sin bloqueo a Cuba

 


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