Escrito por Julio A. Muriente Pérez
Que cada cual movilice a su familia, a sus amigos, a sus vecinos, a sus compañeros de estudio o trabajo. Que no se quede nadie en casa.
El domingo 18 de julio la voz del Pueblo tiene que oírse duro, alto, en cada esquina del País y más allá. Esa es nuestra herramienta más valiosa, nuestra voz, y junto a ella, nuestra dignidad; nuestra capacidad individual y colectiva de indignarnos cuando se atropella, cuando se comete un abuso, cuando se hace daño; y nuestra voluntad de luchar, de defender nuestro derecho a poseer y forjar un mejor País, una sociedad en la que la violencia deje de ser el pan nuestro de cada día; una sociedad en la que Gobierno deje de ser sinónimo de violencia, agresión, injusticia, favoritismo, arrogancia, macana, gas pimienta…
El domingo 18 de julio nos lanzaremos a la calle a defender nuestros derechos humanos fundamentales—los de todos y todas—que están siendo atropellados por un gobierno obstinado en imponer su voluntad a la trágala.
El domingo 18 de julio exigiremos desde la calle la destitución de los jefes policiacos José Figueroa Sancha y José Rosa Carrasquillo, sujetos tenebrosos, cobardes y abusadores, torturadores que son enemigos del Pueblo Puertorriqueño.
El domingo 18 de julio demandaremos, desde la conciencia colectiva de decenas de miles de hombres y mujeres honestos y responsables, la disolución de la odiada Fuerza de Choque de la Policía, cueva de truhanes, pandilla de delincuentes oficiales, banda de degenerados preparados y manipulados para obedecer las órdenes y caprichos de sus superiores ávidos de sangre y sufrimiento.
El domingo 18 de julio, desde la humanidad que nos esforzamos cada día por hacer valer, multitudes de toda la Patria nos reuniremos para decir No al fascismo; para decir No al Estado policiaco; para decir No a la intolerancia y a la insensibilidad como formas de gobernar.
El domingo 18 de julio, por el amor que le tenemos a nuestros hijos, a nuestros jóvenes, a los desposeídos de nuestra Patria, a nuestras instituciones representativas de lo mejor—Villa del Sol, Colegio de Abogados, Universidad de Puerto Rico—; por el amor que le tenemos a nuestra tierra, a nuestros recursos naturales; por las ganas enormes que tenemos de ser felices y porque no vamos a permitir que se impongan la infelicidad y la inhumanidad de los brutotes y sus mayordomos… por todo eso y por mucho más…
El domingo 18 de julio uniremos voluntades, enlazaremos intenciones, exaltaremos sentimientos, fortaleceremos coincidencias, hablaremos con una sola voz. Alto, duro, con fuerza, que se escuche en los confines del universo.
Para que se sepa, para que todos entiendan, que a este Pueblo se le respeta. Que no es agua ni horchata lo que corre por nuestras venas. Que no estamos dispuestos a dejarnos humillar ni maltratar impunemente por los fascistas que se atrincheran en La Fortaleza, en el Capitolio y en el Cuartel General. Que mucho ha batallado este pueblo en favor de sus derechos humanos fundamentales, para que ahora esta partida de indeseables pretenda imponer la paz de los sepulcros.
El domingo 18 de julio el Pueblo Puertorriqueño protagonizará un gran acto de amor y de lucha, de solidaridad y de firmeza, de unidad y de intransigencia existencial y humanista.
Y al día siguiente, con el mismo entusiasmo y guiados por las mismas convicciones humanas y patrióticas, continuaremos, en cada pulgada del territorio nacional, enfrentando a los fascistas y a los abusadores y levantando la bandera del Pueblo que somos, del País que queremos ser, en el que tanta barbarie será cosa de un pasado indeseable.
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