“Los sindicatos tienen como fin impedir que el nivel de los salarios disminuya por debajo de la suma pagada tradicionalmente en las diversas ramas de la industria, y que el precio de la fuerza de trabajo caiga por debajo de su valor.”
Carlos Marx y Federico Engels: Papel económico inmediato de los sindicatos
Durante las pasadas décadas hemos visto cómo las bases fundacionales de la concepción que postula la intervención del Estado en los procesos económicos, ha venido a menos. Si bien no podemos obviar la importancia de los avances tecnológicos, la internet e incluso hoy día la llamada “inteligencia artificial” como manifestaciones que están transformando el mundo del trabajo y, en consecuencia, el desplazamiento del capital humano de las empresas; de otro lado, tampoco debemos olvidar que tales transformaciones tienen como base un tronco común en la naturaleza misma de lo que constituyen las relaciones de producción en una sociedad capitalista y la ineludible lucha de clases.
Las tecnologías del presente han provocado importantes cambios en el estilo, organización y diseño de la producción. Derivado de esas relaciones y transformaciones, es natural que surja la interrogante en torno la vigencia o no de ciertos métodos de lucha que históricamente han caracterizado la lucha de la clase trabajadora por mejoras en su términos y condiciones de empleo. Nos referimos a la interrupción de labores en el proceso de producción (huelgas) como mecanismo de presión económica en los procesos de negociación colectiva; el uso de dicho método como base para definir los términos y condiciones de empleo de los/as trabajadores/as; la movilización social para el empuje de cambios en la legislación laboral, etc.